Cuando Letizia dice "no"

Las historias de amor de la princesa de Asturias y de Mary de Dinamarca son de lo más parecidas. Príncipe heredero conoce de forma espontánea a chica mona, lista y con estudios universitarios. Se enamoran, se casan, tienen hijos y, como si de un cuento infantil o de una comedia americana se tratara, son felices para siempre.De momento.

Sin embargo, existen diferencias entre estas dos princesas y una de ellas es su relación con los miembros de las otras casas reales europeas. Mientras queMary ha sabido conquistar a todos losroyals, Letizia todavía mantiene un frío tratocon ellos. Los motivos pueden ser muchos y muy distintos: la princesa de Asturias no acude a tantos saraos reales como Mary, no domina el inglés como sí lo hace la heredera danesa, no se siente cómoda en un ambiente tan fastuoso, no ha sabido adaptarse a este ‘nuevo’ mundo...

Dejando las excusas a un lado, lo que está claro es quela esposa de Federico ha sabido ganarse el corazón de la realezay así lo ha demostrado desde el momento que se anunció su compromiso matrimonial. La vimos llorando de emoción en la boda de Victoria de Suecia junto a la reina Máxima, bromear con el príncipe Daniel, abrazar a Mette-Marit en un acto al que acudieron juntas o compartir confidencias con el Príncipe de Asturias en un partido de balonmano. Su carácter simpático y amable la ha llevado a sermadrina de la princesa Estelle Silvia Eva Mary de Suecia, a quién sus padres le pusieron de cuarto nombre Mary, en su honor.

Una princesa retraída

A Letizia, en cambio,sólo se la ha visto cómoda con Máxima,a la que la une el castellano como lengua materna. Su inseguridad en el mundo royal es notable y se ha puesto de manifiesto en diversas ocasiones. Muy reveladora fue una situación que se vivió en la boda de la heredera sueca. Tal como marca el protocolo, las damas debían entrar al comedor con hombres que no eran sus parejas –Rania entró con el rey Constantino de Grecia, Mette-Marit con Guillermo de Luxemburgo, etc­­–, peroa Letizia no le pareció bien y decidió entrar con su marido, el príncipe Felipe, dejando solas a sus respectivas parejas.