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Segundo 'desplante' de los Borbón a las monarquías europeas en menos de una semana
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Segundo 'desplante' de los Borbón a las monarquías europeas en menos de una semana

Tras la sonada negativa de los Reyes de España a acudir a las celebraciones del Jubileo de la Reina Isabel II, por imposición, eso sí, del Gobierno

Foto: Segundo 'desplante' de los Borbón a las monarquías europeas en menos de una semana
Segundo 'desplante' de los Borbón a las monarquías europeas en menos de una semana

Tras la sonada negativa de los Reyes de España a acudir a las celebraciones del Jubileo de la Reina Isabel II, por imposición, eso sí, del Gobierno de la nación tras los incidentes de los últimos días en Gibraltar, la Casa Real española también este martes ha vuelto a desairar a otra monarquía europea.

 

Pese a estar invitados al bautizo de Estelle, la hija de la princesa heredera Victoria de Suecia, segunda en la línea de sucesión al trono, ningún Borbón acudió a la ceremonia celebrada en Estocolmo. Miembros de la Casa Real noruega,  holandesa, danesa, belga o luxemburguesa arroparon a la futura reina.  Incluso, países como Grecia, El Salvador, Islandia o Finlandia enviaron a sus embajadores, conscientes de la relevancia del acto en la capital nórdica. ¿Y España? Ni la Familia Real, ni el embajador. La única representante española en la capilla del Castillo Real de Estocolmo fue la encargada de negocios de la embajada española en Suecia.

 

Al preguntar en la Zarzuela sobre esta notable ausencia, su respuesta ha sido taxativa: “Todos los miembros de la Familia Real tenían actos que atender este día”. El Rey concedía audiencia al gobernador de Florida en el palacio de la Zarzuela.  La Reina asistía en Burgos a la inauguración de la exposición «Monacatus». Los Príncipes visitaban en Málaga el proyecto de formación de Cáritas para jóvenes vulnerables. Preguntando por la ausencia del embajador, en la Casa Real nos dicen desconocer el porqué no ha asistido y ha enviado en su lugar a una subalterna.

 

Normalmente los bautizos reales no suelen contar con la presencia de monarcas, pero sí de sus hijos, que acuden en representación de la Corona que un día heredarán. Lo ideal, en el caso del bautizo de la pequ eña Estelle, hubiera sido que los príncipes de Asturias hubieran viajado a Suecia, junto al resto de las parejas de príncipes herederos. Ante esta evidencia, en la Zarzuela nos responden que "los príncipes querían trabajar el día de su aniversario”. Las interpretaciones a este respecto son múltiples, pero parece que tras las últimas polémicas sobre la Casa Real, los Príncipes están haciendo un esfuerzo para guardar las formas ante la opinión pública.

 

Los Príncipes, lejanos a otras casas reales

 

Hace ya tiempo, desde que se casaron, que los príncipes de Asturias han dejado de lado su amistad con el resto de las monarquías. Este desplante no es el primero que sufren las familias reales europeas por parte de la española.  En abril del 2004, cuando ya estaban prometidos, los Príncipes no fueron al bautizo de Ingrid Alexandra, hija mayor de Haakon y Mette Marit de Noruega, a pesar que don Felipe era uno de los padrinos mayores de la pequeña. Tampoco asistieron al bautizo de Christian, el primogénito de los príncipes Mary y Federico de Dinamarca, ni al de los mellizos Vincent y Josephine, en abril del 2011, ceremonia a la que el heredero español también debía acudir como primer padrino.

 

Desde su matrimonio en el 2004,  las relaciones de don Felipe con el resto de las monarquías del continente se han visto resentidas. Doña Letizia no se siente cómoda cuando está rodeada de otras princesas. Únicamente está a gusto con puede hablar con Máxima de Holanda, que casualmente  es la única que habla español. Letizia habla inglés, pero no de forma fluida como para para mantener conversaciones distendidas con otras personas. Y mientras se ha podido ver en la televisión que Mary de Dinamarca, Mette Marit de Noruega, Victoria de Suecia y Máxima de Holanda charlan animadamente entre ellas, Doña Letizia se siente perdida en medio mirando al aire. 

 

La prueba de esta incomodidad pudo verse en la boda de Victoria de Suecia, cuando la doña Letizia rompió el protocolo para ir a buscar a su esposo. Sucedió al final del banquete nupcial. La nuera del rey estaba situada, como se suele hacer en estos actos, en medio de dos hombres, los caballeros de mesa. Uno de ellos era Carl Bildt, ministro de Asuntos Exteriores del país, que además está casado con una italiana y es un perfecto conocedor del idioma español. Terminada la cena, cuando todos se trasladaron a otra de los salones del Castillo,  todas las damas salían del brazo de su caballero de mesa y así lo hizo la reina doña Sofía. Pero doña Letizia, ni corta ni perezosa, se levantó antes de tiempo abandonando a sus acompañantes en la mesa y se fue en busca de don Felipe, al que hizo levantarse y del que no se separó en toda la noche.

Tras la sonada negativa de los Reyes de España a acudir a las celebraciones del Jubileo de la Reina Isabel II, por imposición, eso sí, del Gobierno de la nación tras los incidentes de los últimos días en Gibraltar, la Casa Real española también este martes ha vuelto a desairar a otra monarquía europea.