La Princesa cambia a Felipe Varela por las plumas de codorniz

Si hace unos días hablábamos de la reiterada insistencia de la Princesa por los diseños de Felipe Varela, el martes doña Letizia decidió abandonar por un día esta costumbre y apostar por otra firma español: Ailanto.

La Casa de América fue el marco elegido por Iberdrola para entregar las becas otorgadas por su fundación a estudiantes y jóvenes investigadores. Bajo la atenta mirada de Ignacio Galán, presidente de la compañía; Manuel Marín, presidente de la Fundación Iberdrola; y José Manuel Soria, ministro de Industria, Turismo y Comercio, don Felipe y doña Letizia fueron los encargados de dar en mano los diplomas de las becas de energía y medio ambiente. 

Tras varias semanas decantándose por Felipe Varela, este martes doña Letizia quiso cambiar a su diseñador de cabecera por otro de los grandes nombres de la moda española: Ailanto. Para este evento, celebrado en pleno centro de la capital, la Princesa escogió un vistoso vestido crèpe de seda con un estampado de plumas de codorniz en tonos verdes, rosas y burdeos, con un detalle de pasamanería en el escote y las mangas de algodón; un modelo que según explica la propia firma está inspirado en los frutos del bosque. 

El diseño, que pertenece a la colección primavera-verano 2011, lució perfecto en la Princesa, ya que, pese a ser ajustado, no se ciñó exageradamente a su cuerpo, marcando ligeramente y de forma muy sutil sus curvas. El año pasado pudimos verla ya con este modelo durante la entrega de los "Premios Jóvenes Promesas del Periodismo Iberoamericano" y la posterior comida en el Senado junto al Príncipe y Javier Rojo. 

Como decir 59 veces "enhorabuena" sin perder la sonrisa

Durante el acto celebrado en la Casa de América, los Príncipes fueron los encargados de dar en mano los 59 diplomas a los estudiantes e investigadores que han conseguido una beca de energía y de medio ambiente este año. Uno a uno los jóvenes fueron subiendo al escenario para estrechar la mano de los Príncipes, quienes no perdieron la sonrisa en ningún momento. Desde el primero hasta el último, todos recibieron un caluroso apretón de manos de la Princesa que, pese a no haber participado en el discurso junto a su esposo, pudo conversar con todo ellos durante el posterior vino.