Y, encima, fuma

Según Antonio Montero, la Princesa fuma. Bueno, es lógico. Doña Sofía fuma y Letizia tuvo en su día el empeño de seguir “el ejemplo impagable de la Reina”. Bromas aparte (o no), Montero empezó ayer diciendo en El programa de Ana Rosa que los Príncipes de Asturias no se llevan bien (vamos, que no se llevan) para, en un inciso, revelar que Letizia fuma y bebe. Y que en la boda de Telma se enfadó cuando se acabó el vodka. Esta fue la parte divertida, el grueso de sus comentarios tenían que ver con la relación del matrimonio, con una “relación de intereses”. Casi como María Antonieta y Luis XVI pero sin la casa imperial austriaca.

Contó Montero que hay un runrún que habla continuamente del temperamento y el carácter de la Princesa. Que le dicen que su familia habla de que la relación emocional entre ella y el Príncipe es muy difícil, que tienen choques muy sonados, incluso en público. Lecquio se apuntó al carro para añadir que también le cuentan que discuten en público, así como que le han confirmado que las fotos del ¡Hola! en las que salieron amarraditos fueron consentidas. Aunque es verdad que, por la tarde en Sálvame, Gustavo González aseguró que Letizia montó en cólera con los escoltas cuando se dio cuenta de que los fotógrafos habían tomado las fotos. Así que vaya usted a saber. De esto y de todo.

Volviendo a la boda de Telma, y según Montero, cuando los paparazzi ya no pudieron hacer fotos del hotel italiano (porque pusieron unos focos contra los objetivos), la actitud de los Príncipes dejó de ser de amartelamiento para ser de indiferencia. Y ahí es donde supuestamente pasó lo del vodka. Por su parte, don Felipe se fue a acostar pronto y no dijo ni adiós. Para rematar las historietas chungas sobre Letizia, Antonio Montero también dijo que tiene problemas con las ‘nannies’ porque no se fía de ninguna y todo le parece mal. Y, además, fuma.