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Que en paz descansen

La princesa Letizia tuvo la suerte de que ayer se murieran Sara Montiel y Margaret Thatcher. Con una sola habría bastado como cortina de humo. Pero

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Que en paz descansen

La princesa Letizia tuvo la suerte de que ayer se murieran Sara Montiel y Margaret Thatcher. Con una sola habría bastado como cortina de humo. Pero la desaparición de dos estrellas de semejante calibre daba para ganar tiempo y cubrir la información rosa, la cultural y la política. Y así dejar de un lado el dichoso libro del primo, que ya ha sido dejado de lado por muchos medios, no lo olvidemos. Porque la mayoría de los medios piensan como Dorothy Parker, es decir, que este no es un libro que deba ser apartado a la ligera, sino que debe ser arrojado con gran fuerza.

Eso sí, antes de que se murieran Sara Montiel y Margaret Thatcher, los periódicos británicos ya habían publicado la nota sobre la puñalada literaria a la Princesa. Pero no es que lo recogiera el sensacionalista Daily Mail, que sí, es que el muy serio Telegraph también le daba pábulo. Comparando un país y otro, los equivalentes patrios al Telegraph en España, si los hay, no han dicho ni mu. “Ni mutis”, que diría Belén Esteban. Fiona Govan, que firmaba la noticia, contaba, entre otras cosas (lo más miserable incluido) que según el primo, la desconfiada Princesa, cuando estaba embarazada de Leonor, dijo a algunos miembros de la familia que lo que esperaba era un niño y que iba a llamarse Pelayo. Para ver si salía publicado en algún sitio. Para ver si había un traidor en casa. Tiene gracia, porque esa es una historia que cualquiera ajeno a la familia podía haber inventado. ¿Pelayo? Vamos, siendo asturiana es lo más fácil y lo más tópico que inventar. Si hubiera dicho Segismundo…

El primo, siendo tan miserable, lo único que ha conseguido es que la princesa Letizia gane adeptos. O al menos gane gente que se ponga de su parte, aunque sólo sea en esta historia tan fea y mezquina. En esta historia de revelación de historiales médicos. ¿Y esto no es delito?

La princesa Letizia tuvo la suerte de que ayer se murieran Sara Montiel y Margaret Thatcher. Con una sola habría bastado como cortina de humo. Pero la desaparición de dos estrellas de semejante calibre daba para ganar tiempo y cubrir la información rosa, la cultural y la política. Y así dejar de un lado el dichoso libro del primo, que ya ha sido dejado de lado por muchos medios, no lo olvidemos. Porque la mayoría de los medios piensan como Dorothy Parker, es decir, que este no es un libro que deba ser apartado a la ligera, sino que debe ser arrojado con gran fuerza.