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Mandobles de plebeyos y nobles
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Mandobles de plebeyos y nobles

El primo de Letizia también cuenta en su libro chascarrillos divertidos. Asimismo, hay fotos ridículas, pero esa es una historia que dejaremos para otro día. No

Foto: Mandobles de plebeyos y nobles
Mandobles de plebeyos y nobles

El primo de Letizia también cuenta en su libro chascarrillos divertidos. Asimismo, hay fotos ridículas, pero esa es una historia que dejaremos para otro día. No todo es revelar información delicada. Por ejemplo, cuenta que su abuelo Paco se echó a la pista de baile en la cena de El Pardo previa a la boda. Que se tomó dos vinos y se puso a mover el esqueleto, momento en que la Princesa debió de empezar a sudar todavía más. Ya habíamos visto los rodales en el vestido gris de Lorenzo Caprile a la altura de las axilas cuando abrazó a su abuela Menchu. Puesto que debía de ser sudor emocional, es decir, el que surge de los nervios, el estrés o la ansiedad, cuando viera al abuelo Paco lanzarse al bailoteo lo mismo empezó a transpirar como Camacho en el banquillo asiático. “Llévate al abuelo a dormir. ¡Ya!”, le dijo Letizia a su primo, según el relato de este.

Pero es que hay otra cosa más del padre de Paloma. Escribe David Rocasolano que el mismo día de la boda, y cuando estaban preparándose para ir a la Almudena, el abuelo Paco y Jesús Ortiz, su exyerno, llegaron a las manos. El 22 de mayo debía de ser el Día Internacional de Darse Mandobles. Tanto los plebeyos como los nobles. No hace falta apretar mucho el ‘rewind’ del cerebro para acordarse del incidente italiano en el Palacio de la Zarzuela con motivo de la cena posterior a la boda real. Aquella cena para 50 personas de postín. La prensa italiana desveló que el príncipe Víctor Manuel de Saboya soltó dos puñetazos (o tortazos, no quedó muy claro) a su primo Amadeo de Aosta al salir. Y los tuvo que separar Ana María de Grecia, que no es tan grandota como su hermana Margarita. Pero tuvo la ayuda de un jeque egipcio. Amadeo se había acercado a su primo (y rival dinástico) diciéndole: “Adiós, Víctor, nos vemos” con una palmada en la espalda. Entonces Saboya le arreó dos guantazos. Luego Marina Doria se disculpó por su marido. Según La Repubblica, don Juan Carlos murmuró: “Nunca más”.

Bah, peleas de señoritingos. En este blog somos mucho más fans del abuelo Paco que de los Saboya y los Aosta.

El primo de Letizia también cuenta en su libro chascarrillos divertidos. Asimismo, hay fotos ridículas, pero esa es una historia que dejaremos para otro día. No todo es revelar información delicada. Por ejemplo, cuenta que su abuelo Paco se echó a la pista de baile en la cena de El Pardo previa a la boda. Que se tomó dos vinos y se puso a mover el esqueleto, momento en que la Princesa debió de empezar a sudar todavía más. Ya habíamos visto los rodales en el vestido gris de Lorenzo Caprile a la altura de las axilas cuando abrazó a su abuela Menchu. Puesto que debía de ser sudor emocional, es decir, el que surge de los nervios, el estrés o la ansiedad, cuando viera al abuelo Paco lanzarse al bailoteo lo mismo empezó a transpirar como Camacho en el banquillo asiático. “Llévate al abuelo a dormir. ¡Ya!”, le dijo Letizia a su primo, según el relato de este.