Las manos en la cara

¿Se acuerdan del supuesto viaje de doña Letizia a Miami o Nueva York entre el 21 y el 26 de noviembre? Decimos a Miami o Nueva York porque nunca quedó claro el destino del desplazamiento privado de la Princesa. Ni si fue para retoques, para ver a Jaime del Burgo o para divertirse con sus amigas. Primero en ‘El programa de Ana Rosa’ dijeron lo de Miami y los días (entre 21 y 26 de noviembre). Luego, Consuelo Font en LOC aseguró lo de Nueva York entre amigas. Pues bien, ayer en ‘Crónica’ de El Mundo, Jaime Peñafiel, ese periodista de quien, según David Rocasolano, se ríen en Zarzuela, dio más datos. No nombraba a la Princesa, es verdad, ¿pero de quién iba a estar hablando? ¿De la mujer de Rajoy? (cuyo nombre y apellido, por cierto, preguntan en los exámenes para obtener la nacionalidad española).

En su segundo texto de ‘Azul & Rosa’, Peñafiel cuenta un viaje a Nueva York del pintor Cristóbal Toral. Vuelo IB 6253 Madrid-Nueva York. 16.35 del 21 de noviembre de 2012, fecha que coincidiría con la tan cacareada escapada principesca. Dice que el pintor, pasajero de business, fue al lavabo y al volver la vio en la primera fila. La pareció verla porque se cubría la cara con las manos. Habían coincidido en una recepción de la ONU. Segunda visita al lavabo. Ella volvió a taparse y giró la cabeza hacia la ventanilla. Añade el periodista que a Toral lo mismo le daba el viaje. “Dicen que suele hacerlo para mantener intacta esa juventud que le adorna”, remata Peñafiel.

Si era la Princesa, su comportamiento resulta pintoresco. Casi de no creer. Primero porque a ver si no va a poder viajar a Nueva York como cualquier persona que puede permitírselo (sí, no paga el billete). Segundo, porque las azafatas y otros también hablan. Y no va a ir con capucha. Pero si tiene ese pavor a ser reconocida, debería empezar a disfrazarse. Como Hervé Falciani con su peluca y sus gafas. Cada vez tiene más sentido la portada del ‘Vanity Fair’ de este mes dedicada a  Máxima de Holanda con ese subtítulo que dice: “Cómo se fabrica una reina perfecta (¡Toma nota, Letizia!”)