Coronaciones, comparaciones

No hacen falta coronaciones, pero esta semana nos vamos a hinchar a comparaciones. Máxima-Letizia, Holanda-España. Y volarán tantas patadas como en la final del Mundial. La coronación de Guillermo de Orange lleva en los medios desde que la reina Beatriz anunció su abdicación, pero este fin de semana nos han inundado. Ayer ‘El Mundo’ tenía un artículo sobre la veda de las imágenes de la familia real holandesa. Sobre la veda abierta. Desde 2005 existe un código de conducta entre Corona y prensa para evitar que los ‘royals’ holandeses sean fotografiados cuando desarrollan actividades privadas. Sólo actos oficiales y, a cambio, se posa dos veces al año: cuando empiezan las vacaciones y esquiando en Navidad. Primera comparación. Nos quejamos aquí de lo poco que los Príncipes de Asturias dejan fotografiar a sus hijas, pero si contamos son más de dos (primer día de cole, viaje en el tren de Soller, posado de los 40 años…). Eso además de los robados, como el viaje a Londres, la merienda en la cafetería Mallorca, el día de Reyes yendo a casa del abuelo y otros.

Lo que viene a resaltar el artículo es que el semanario ‘Nieuwe Revu’ se ha pasado el código por el tallo de los tulipanes al publicar un artículo sobre la que todavía es la heredera del heredero titulado ‘Los secretos de Amalia’, donde se ve a la hija mayor de Guillermo y Máxima en el colegio o jugando al hockey. Le caerá una multa. Al editor de la revista le parece que una democracia moderna choca con ese pactado código de conducta. “Es algo a lo que van a tener que acostumbrarse los miembros de la familia real y si no, deberán renunciar a sus privilegios”, dice. Por supuesto, esta decisión unilateral de la publicación está dando que hablar. Pero es que esto de los privilegios reales y el derecho a una intimidad como la de cualquiera es una contradicción de sentido común. Si eres príncipe, toca aguantarse. Y si no, no te metas. A una princesa no se le puede poner en la pipa del…. (eso que decía Loles León en una película) gobernar su vida privada como un castillo inexpugnable. En Holanda y en España.