Cosas de Holanda

El sábado al mediodía, Felipe Varela salía de su negocio en la calle Ortega y Gasset. Iba acompañado de una mujer y ambos cargaban un par de portatrajes que no abultaban mucho. A lo mejor eran los vestidos de Letizia. A lo mejor iban a hacer una entrega a domicilio y en persona. El tocado con plumas y antena parabólica iría desde otro lado. Ese tocado de ayer con el que la Princesa se daba un aire a las hermanas de Bingley en Orgullo y prejuicio. Aunque a Emilia Landaluce en Twitter le parecía otra cosa: “He de reconocer que Letizia hoy parece de Fraguel Rock”. Según Jaime Peñafiel, “parecía un sombrero que le hubieran tirado de un quinto piso”.

La Princesa ha ido de negro y de gris, fuera colores para empezar. Como dice Bibiana Fernández, en las bodas las mujeres van bien o hechas una mamarracha pero en los entierros todas van bien. Porque van de negro. La Princesa iba guapa de negro la noche del lunes. Porque es guapa. Aunque más guapo estaba el príncipe de Asturias con su esmoquin. Eso sí, muy clásico con sus zapatos Oxford de charol. Sin embargo, el príncipe de Gales llevaba ‘pumps’ con su lazo de gorgorán y seda. En realidad, el vestuario masculino es más interesante. Y mucho más en la investidura de Guillermo Alejandro. Nada ha superado a su capa de armiño. Ni siquiera, claro, la especie de capa a lo Tom Ford de Máxima.

Por otro lado (o por el mismo de siempre), el envaramiento de doña Letizia es ya casi tan natural como la propia naturalidad de Máxima. Por no hablar de la forma de posar, casi de alfombra roja. O de otras cosas. “La reina Máxima es una persona mucho más simpática que la princesa Letizia, eso es obvio”, concluyó Mariángel Alcázar en El programa de Ana Rosa. Por supuesto, dijo otras cosas que iluminaban e informaban del acontecimiento frente a los ‘peñafielismos’ que venían de Ámsterdam a borbotones.

Y para acabar, un tuit de @VictorCorreal: “Cuando veo a la princesa Letizia una única duda me viene a la mente, ¿la detectarán las puertas automáticas del Mercadona?”.