Las uñas rojas

Es verdad que siempre damos vueltas a lo mismo, pero será porque el personaje genera interés. Paloma Gómez Borrero habla con Rosa Villacastín en Diez minutos y vuelve a recordar el incidente de la recepción de los Príncipes de Asturias en Roma: “Hablé largo rato con el Príncipe, que estuvo adorable”. Y Villacastín le pregunta: “¿Es cierto que Letizia tuvo una actitud distante con algunos invitados?”. Respuesta: “Lo que observé es que Letizia estaba muy sola, hasta que se paró a hablar con el corresponsal de El País y con Marisa, la corresponsal de TVE. Fue entonces cuando unas monjitas comentaron que les habría gustado hablar con ella, pero que no les había hecho caso”. “¿Es lo habitual siendo los anfitriones?”. “No; tampoco fue normal que, mientras el Príncipe hablaba con un grupo de periodistas, se acercase y le dijese: ‘Vámonos, que esto se está acabando’. A Felipe no pareció afectarle demasiado”. Pobres monjas.

Otro que volvió al tema de siempre fue Alessandro Lequio ayer en El programa de Ana Rosa. Mientras Beatriz Cortázar decía que el Rey no va a abdicar, recordaba esa reunión con notables donde pedía siete años y aseguraba que a don Juan Carlos le molestan las encuestas que colocan a don Felipe por encima de él, Lequio volvió a la relación del Rey con doña Letizia: “No es que se lleven fatal, es que no la puede ni ver”.

Aunque hay una novedad esta semana. Breaking news, la Princesa se pinta las uñas de los pies. Sigue llevando los atroces zapatos de plataforma, por muy Magrit que sean, pero se ha hecho la pedicura. No decimos que antes no se la hiciera, faltaría más, pero lo cierto es que no le habíamos visto esas uñas rojas que se ven por el agujerito de los zapatos. Por eso se llaman ‘peep toes’ (dedos que se asoman). Se las vimos en su visita a la Fundación Aprocor, con el pantalón gris de Hugo Boss. Y también, con pantalón y zapatos oscuros, en la inauguración de la exposición ‘La Transición en tinta china’. Como ‘letinotizia’ es floja, vale, pero es lo que hay.