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Los abucheos en el Liceo a los Príncipes no le parecen bien ni a Peñafiel, que ayer en su Azul y rosa decía que le entristecen los

Foto: Marqués de Es Trenc
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Los abucheos en el Liceo a los Príncipes no le parecen bien ni a Peñafiel, que ayer en su Azul y rosa decía que le entristecen los insultos, las voces destempladas y los malos modos. Hablaba de "linchamiento" y recordaba a Girauta, que, en su columna de ABC, sostenía que la prueba de la desaparición de la burguesía que hizo grande a Barcelona estaba en que la chusma había pasado de escupir a las puertas del teatro a ocupar medio patio de butacas. Qué grande.También hacía mención Peñafiel a que a la institución a la que representan don Felipe y doña Letizia se le ha perdido el respeto. Y dice: ¿Son conscientes de que no sólo Iñaki Urdangarín ha dañado a la Casa Real?". Hombre, no es precisamente a los Príncipes a quienes hay que endosar más pecados. A no ser que se hereden como la Corona. Pero no era el único palo a doña Letizia. En el Chisss le recriminaba que todavía no sabe saludar a un general.

En el extremo de la principefilia y la coronofilia está Javier Escobar, a quien citaba Pilar Eyre en sus Aguas turbulentas. Además de informar de algunos de los festejos finústicos que el legendario relaciones públicas (y propulsor de la primera agencia de comunicación en España) va a organizar en Porto Adriano, deja ver el buen concepto que Escobar tiene del Rey como marca y como todo. Cualquiera que haya conversado cinco minutos con él lo sabe. Está seguro de que la Familia va a ir a Mallorca mucho este verano (donde él vive). Y cuenta Eyre que los Príncipes tienen un relicario hecho con flores del ramo de novia. Cosa de Escobar. Lo cierto es que Javier Escobar es fidelísimo y más que leal a la Familia Real. En público y en privado. Es difícil encontrar a alguien que hable mejor de ellos. No saben en la Casa el servicio que les presta. Villar Mir o el portugués no han hecho más. Deberían ir preparándole el título de marqués de la playa de Es Trenc. Si no está pillado.

Los abucheos en el Liceo a los Príncipes no le parecen bien ni a Peñafiel, que ayer en su Azul y rosa decía que le entristecen los insultos, las voces destempladas y los malos modos. Hablaba de "linchamiento" y recordaba a Girauta, que, en su columna de ABC, sostenía que la prueba de la desaparición de la burguesía que hizo grande a Barcelona estaba en que la chusma había pasado de escupir a las puertas del teatro a ocupar medio patio de butacas. Qué grande.También hacía mención Peñafiel a que a la institución a la que representan don Felipe y doña Letizia se le ha perdido el respeto. Y dice: ¿Son conscientes de que no sólo Iñaki Urdangarín ha dañado a la Casa Real?". Hombre, no es precisamente a los Príncipes a quienes hay que endosar más pecados. A no ser que se hereden como la Corona. Pero no era el único palo a doña Letizia. En el Chisss le recriminaba que todavía no sabe saludar a un general.