Matilde vs. Letizia

Le ha faltado tiempo a Peñafiel para hacer las comparaciones entre Matilde de Bélgica y Letizia de España. Lo hizo en su Azul y Rosa de ayer en Crónica de El Mundo. Primero, las semejanzas: la edad, las madres de ambas son (o eran) enfermeras y las dos perdieron a una hermana (Matilde, en un accidente de tráfico). Y entonces llegan las diferencias: “La nueva reina consorte de los belgas es culta, religiosa, sensible, equilibrada, sociable y políglota (inglés, francés, alemán, italiano y neerlandés), mientras que Letizia es agnóstica, poco leída, susceptible, nerviosa, agresiva y habla un inglés muy básico”. Por si esta andanada no fuera suficiente, sigue con lo que no tiene remedio: “Por último, la sucesora de Paola es la única consorte de una casa reinante europea con ascendencia noble junto con la princesa Sofía de Liechtenstein y Estefanía de Luxemburgo, mientra que la sucesora de doña Sofía es nieta de un taxista”. Todo tan sutil. Imaginamos que Jaime Peñafiel se dará cuenta de que restregar, una vez más, lo del abuelo taxista resulta más clasista que John Locke con su idea de educación (“No vale la pena educar a quien no ha de ser gobernador de su propia vida”).

Y si no le bastara con Matilde para poner a caldo a Letizia, también tira de Camilla (a propósito de su portada en Vanity Fair): «A diferencia de la consorte española,  Camilla “siempre está de buen humor, es tremendamente divertida, amable, paciente y nada snob”, a juicio de una aristócrata británica que la conoce bien. Como escribe la autora del reportaje (Emma Roig), “aunque el príncipe Carlos prometió que, cuando subiera al trono, ella sería princesa consorte, quizá con el tiempo Gran Bretaña celebre la coronación con tazas de porcelana con la efigie de la reina consorte Camilla.” Que así sea».

Vale, Camilla no es snob, pero la princesa Letizia, tampoco. Aunque quizá a Peñafiel le gustará aplicar la explicación de Ortega y Gasset, uno de los que sostenía que el término es una contracción de ‘sine nobilitate’. Cum taxista.