Es noticia
Menú
Pitadas y pitorreo
  1. Casas Reales
  2. Reina Letizia
Vanitatis

Reina Letizia

Por

Pitadas y pitorreo

Bien, ya es oficial. Vayan donde vayan, vaya quien vaya, va a haber pitadas. Que la Reina acude el lunes a inaugurar un parador en Asturias,

Foto: Pitadas y pitorreo
Pitadas y pitorreo

Bien, ya es oficial. Vayan donde vayan, vaya quien vaya, va a haber pitadas. Que la Reina acude el lunes a inaugurar un parador en Asturias, pues ahí están las protestas, aunque más bien iban dirigidas al ministro de Industria (provenían del ahogado sector de la minería). Que los príncipes de Asturias van a Marín (ella con su pantaloncito y su canesú), pues ahí se planta un grupo de preferentistas. Al fin y al cabo,  necesitan hacer ruido y don Felipe y doña Letizia son un escaparate móvil. “Príncipes, ayudad a vuestro pueblo”, se leía en una pancarta.

Ni que decir que Urdangarín yendo al juzgado de Barcelona ayer por su demanda a Torres también tuvo su ración. Por un lado, estaban los funcionarios de justicia. Por otro, un grupo con banderas republicanas. El caso es que se oyó de todo, de “cabrón” a “Borbón”. Lo último al menos no lo es. Y tampoco Jaime de Marichalar, que lo más probable es que ni siquiera sea lo primero. Estuvo el exmarido de la infanta Elena el domingo en Pamplona con sus hijos viendo el último encierro. Cuando su imagen desde un balcón del recorrido se vio en la repleta plaza de toros (en las pantallas que hay allí) se produjo una pitada. Una remota, es cierto, pero pitada.

El único al que no pitan es al Rey. Claro que habría que ir a Marruecos. Y cualquiera pita en Marruecos.

Algún tipo de pitada (o pitorreo) sí que merece ese diseñador que manda trajes a la Princesa sin haberlos pedido ella. Estaría bueno que doña Letizia no pudiera elegir su propia ropa. Otra cosa es que acierte con lo que se pone, pero pongámonos en su incómodo lugar. Unos ejemplos al tuntún. Supongamos que nos mandan un vestido de amor y lujo de Hannibal Laguna, uno de esos que solo puede llevar Paz Vega. O uno papirofléxico de Modesto Lomba. Y no seguimos. Pobre Princesa. La acompañamos en el sentimiento de perplejidad cuando se vea venir un vestido que no ha pedido. ¡Y que pretenden que se ponga! Pues lo devuelve, claro.

Bien, ya es oficial. Vayan donde vayan, vaya quien vaya, va a haber pitadas. Que la Reina acude el lunes a inaugurar un parador en Asturias, pues ahí están las protestas, aunque más bien iban dirigidas al ministro de Industria (provenían del ahogado sector de la minería). Que los príncipes de Asturias van a Marín (ella con su pantaloncito y su canesú), pues ahí se planta un grupo de preferentistas. Al fin y al cabo,  necesitan hacer ruido y don Felipe y doña Letizia son un escaparate móvil. “Príncipes, ayudad a vuestro pueblo”, se leía en una pancarta.