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¿Por que la Chaila sí y la Chayo no? Karina, pues
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Eduardo Verbo

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Eduardo Verbo

¿Por que la Chaila sí y la Chayo no? Karina, pues

Chayo Mohedano canta y su mal espantaLa pregunta introductoria de este artículo, que realizó un buen día una indignada Rosa Benito -la mujer que, junto a

Chayo Mohedano canta y su mal espanta

La pregunta introductoria de este artículo, que realizó un buen día una indignada Rosa Benito -la mujer que, junto a Aznar y Campanario, posee el don de la adquisición del acento ajeno- hubiese fascinado a los mismísimos sofistas de la Grecia de Pericles. Es más, el conocido "ser o no ser" de Shakespeare habría dejado de ser, valga la redundancia, toda una duda existencial para convertirse en algo banal al lado de semejante cuestión. Bien es cierto que la sobrina de la más grande (Rocío Jurado) se merece un estudio sociológico en toda regla que explique que, en realidad, levantarse o saludar al son del ‘Como una ola’ o ‘Señora’ no es ningún tipo de patología, sino que se trata de algo mucho más simple, que no necesita de la aplicación de la ley de Planck para su entendimiento. A la muchacha le gusta cantar y, aunque la baronesa Thyssen no le ofreciera mecenazgo y patrocinio de ni con dos copas de Four Rouses de más, lo cierto es que tampoco lo hace tan mal. Y además, como el yerno de Esther Koplowitz, también tiene sus seguidores más acérrimos. Pocos pero valientes. El único inconveniente es que la mano negra que ya se ha cobrado la vida de muchas leandras ha pensado en ella como su próxima víctima. Pero la artista está más preocupada por salir en la caja tonta, que de otras cosas. Chayo, por tu tía y por tu madre: ¡Canta que quien canta su mal espanta!

Karina ha sabido retirarse a tiempo

Aguantar durante tantos años la coña del baúl de los recuerdos o la de las flechas del amor debe de resultar tan exasperante como los cambios de humor del grupo familiar de los Pajares. Por eso, Karina se tiene ganado el pan, el vino y toda la tienda de ultramarinos al completo. Con una vida profesional más que resuelta, la de Jaén ha decidido retirarse para el cuidado de su familia y de su nieto, de quien presume en cuanto puede como lo hace la abuela Menchu de Letizia. Una decisión chapeau, que diría Marlene Morreau, y de lo más respetable. Lo cierto es que con más royalties que Marta Sánchez y Carlos Baute, la eurovisiva ya no tiene necesidad ni de seguir curtiendo los anales del colorín más casposo con los juanmigueles peluqueros o los terroba, que ciertamente le robaron el  prestigio y el crédito que siempre habían sido su bandera, ni de aparecer y desaparecer con el consecuente cambio de solsticio a equinoccio, como hace Georgie Dann. Algunos afirman que fue precisamente Pérez -no el roedor milagroso, sino el chivato de la canción de Alberto Cortez- quien le aconsejó dedicarse de lleno a la canción y olvidarse de otras parcelas colaterales. Se dio cuenta de ello y ganó en afecto popular. De ahí que domine a la perfección como decir "gracias" en cada uno de los idiomas cooficiales del Estado y los dialectos en vía de extinción.

Chaila, la homóloga de Chayo en los Morales

Hay situaciones familiares que desbordan y en las que, por mucha integridad emocional que haya en juego, requieren de la colaboración y de que las partes implicadas se mojen a partes iguales. Shaila Dúrcal, Chaila para la madre de Chayo, se ha visto obligada a poner paz en su familia, como lo hiciera hace unos días el Rey con su nuera y sus hijas. Pero, como en el caso de los Morales la Constitución ni pincha ni corta, cuesta comprender que la cantante no haya querido olvidarse de jugar el papel más fácil y el más complicado de todos ellos y haya terminado en el medio. Sea por ingenuidad o por puro neutralismo, Shaila sigue siendo la única que opta por la vía pacífica, aunque vista la relación de su padre con sus hermanos, el proceso de paz familiar va a resultar más complicado que el armisticio en Próximo Oriente. Pero, por lo menos, y aunque se trata de versiones populares, la rancherita Chaila cuenta con repertorio propio, cosa que el de Chayo, su homóloga en la familia Jurado, se encuentra en el olvido, el mismo lugar, si existe, en el que habita Curro y sus millonadas.

 

Chayo Mohedano canta y su mal espanta