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Leire Pajín, de ministra a duquesa
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Eduardo Verbo

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Eduardo Verbo

Leire Pajín, de ministra a duquesa

Leire Pajín, por ir de duquesa  Tendrá todas las dotes políticas del mundo mundial, pero de moda y estilo tiene menos idea que Emilio Botín del idioma

Leire Pajín, por ir de duquesa

 

Tendrá todas las dotes políticas del mundo mundial, pero de moda y estilo tiene menos idea que Emilio Botín del idioma de Shakespeare. La nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, sorprendió a propios y extraños con su estilismo el día que prometía su cargo ante los Reyes. A algunos les recordaba a la duquesa de Alba en sus mejores tiempos, mientras que otros, quizá los más malévolos, le echaban un aire a la misma Terelu Campos. Tampoco se le exige a la nueva ministra de Sanidad que domine las maravillas de la teoría del visagismo, pero sí que evite vestiditos que parecen sacados del baúl de la mismísima Karina. Junto a Rosa Aguilar, y esa chaqueta que recordaba al vestido de la princesa Letizia, la Zarzuela parecía el pasado jueves más que nunca un set de rodaje de una nueva miniserie o cualquiera de los sketches de Martes y Trece. Aunque por la amplia representación de la comunidad andaluza, el Palacio Real bien podría convertirse en el nuevo café de Chinitas.

 

Naty Abascal, por pastelazo

 

Que se rían Camacho el Rico y La Bella Quiteria de las bodas de Rafa Medina y Laura Vecino. El duque de Feria y su novia de toda la vida se casaron el pasado fin de semana en Toledo, en un despliegue de tocados, plumas, tul, chantilly y brocados, que la humanidad no veía desde el motín de Esquilache. La mamá del novio no defraudó en la organización del evento y el bodorrio se convirtió en un pastelazo de alta alcurnia. La condición para los invitados: ¡Todos somos una guinda! Naty, tan hierática como la dama de Elche, parecía un agente de protección civil en versión posh. Por si alguien no se había dado cuenta de que ella, que un día fue musa de Woody Allen, era quien partía el bacalao, se plantó una peineta y una mantilla que no dudó en resaltar con dos lazadas bicolor en magenta de alta visibilidad. Tan sólo le faltaba la chapita con la frasecita: ‘Madrina, aquí”, enganchada en el vestidito verde hospital que llevaba.  La otra ‘prota’, la novia, contribuyó a la amalgama de variedades con un vestido que tenía más que ver con una colcha bouti que con un diseño inspirado en la misma María Antonieta, como nos creían hacer ver. Sus amigas y testigos, con tantos colores, bien podrían haber servido de inspiración para Miró o la propia Rosarillo Flores. En fin, Naty logró convertir Tavera en la Munera del siglo XXI. Estaba tan feliz como Mazagatos el día en que premiaron a Vargas Llosa con el Nobel.

Carmen Lomana: demasiado extraterrestre

 

Los fósforos de Carmen Lomana lo seguirán siendo hasta que el Big Bang o las teorías apocalípticas vuelvan a planear de nuevo sobre la humanidad. Su lista de seguidores es comparable al ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis. Pero, ella, que llegó a fundar el lomanismo ilustrado, un auténtico movimiento contracultural, tan en boga como el tamarismo, parece que ha perdido el contacto con la vida terrenal. Es más, Pitita Ridruejo ya  ha descolgado el teléfono rojo que tiene línea directa con la bóveda celeste. Ahora, tan sólo aparece en programas de televisión, portadas de revistas, entrevistas… ¡Ella que era la única que profesaba animadversión hacia la tecnología 3D! Antes era una de las inconfundibles a la hora del té. Sus amigas recuerdan aquellos viejos tiempos. Ahora, ahora Carmen ni está ni se la espera, como dijo Sabino Fernández Campo. Con libro en el mercado, patentadas Las joyas de la corona y los pasos del foxtrot en el registro, Lomana, cual Rosa de Luxemburgo, sigue creyendo en la revolución que la ha encumbrado a reina de corazones. “¡Pero, con el pueblo, querida Carmen, con el pueblo!”, ya le recuerdan algunos.

Leire Pajín, por ir de duquesa