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Don Juan Carlos no abdica, ¡larga vida al Rey!
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Paloma Barrientos

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Don Juan Carlos no abdica, ¡larga vida al Rey!

Hasta ahora, el Rey no había entrado en temas relacionados con el relevo generacional. Es cierto que tampoco se le preguntaba y, por lo tanto, se

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Don Juan Carlos no abdica, ¡larga vida al Rey!

Hasta ahora, el Rey no había entrado en temas relacionados con el relevo generacional. Es cierto que tampoco se le preguntaba y, por lo tanto, se daba por bueno que el Príncipe asumiría las funciones de jefe de Estado cuando su padre desapareciera. Las informaciones relacionadas con la salud del Rey, ya que por primera vez el gabinete de comunicación del palacio informó a Vanitatis de sus achaques, despertaron incertidumbre entre varios sectores de la sociedad española. Sobre todo en el estamento militar, que no veía con buenos ojos la “desaparición” de su mando supremo.

Su Majestad tiene  intención de delegar en su hijo todos aquellos actos castrenses que le supongan un gran esfuerzo físico ya que, como explicaron en su día desde Zarzuela a este diario, don Juan Carlos “tiene problemas en la rodilla y la pelvis desajustada. Se cansa mucho cuando está de pie, lo que le produce muchos dolores”. A diferencia de otras ocasiones en las que el mutismo y la opacidad han sido absolutos, este comentario ha servido para que cada vez que el Rey da un traspié no se achaque a un deterioro progresivo y sí a los desajustes de la edad provocados por la práctica habitual de deportes como el esquí, la vela y la caza.

Su estado físico no va a ser impedimento para que continúe al frente de la Jefatura del Estado y más en momentos de incertidumbre económica, cuando los ciudadanos lo que menos necesitan es otra incertidumbre más en forma de abdicación. Por eso, tras la celebración de la corrida de la prensa en Las Ventas el pasado miércoles, el Rey comentó: “Ya soy algo mayor, pero estaré al frente del timón mientras el cuerpo aguante”. Y con dicha frase disipó muchas dudas que le colocaban ya en proceso de jubilación.

El resto de monarcas, con la reina Isabel de Inglaterra como máximo exponente de años cumplidos ejerciendo su trabajo, no tienen tampoco intención de dejar paso a la siguiente generación. Quizá los desencuentros que mantiene con su heredero tengan también algo que ver con la frase que pronunció en Las Ventas. Una falta de sintonía real que oficiosamente se han dedicado a desmentir gargantas profundas a ciertos periodistas (cortesanos los denomina Peñafiel) que descalifican los datos de otros colegas porque parecen más Borbones que los propios titulares.

No es habitual que no existan imágenes del Rey con su nieta Leonor, que al fin y al cabo de continuar la monarquía como forma de gobierno será futura reina de España. Aunque parezca un tema colateral, esta falta de contacto con sus nietas no es del agrado de su majestad, así como otros gestos de los Príncipes cuando desaparecen sin dejar rastro. Con los Urdangarin y Marichalar la relación es mucho más estrecha, como se ha podido comprobar en las numerosas reuniones familiares, la última la Primera Comunión de Miguel, hijo de Cristina. Por ahora no hay cambios en la jefatura del estado por problemas de salud y mucho menos porque el Rey quisiera disfrutar de la vida como también se ha comentado.

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Hasta ahora, el Rey no había entrado en temas relacionados con el relevo generacional. Es cierto que tampoco se le preguntaba y, por lo tanto, se daba por bueno que el Príncipe asumiría las funciones de jefe de Estado cuando su padre desapareciera. Las informaciones relacionadas con la salud del Rey, ya que por primera vez el gabinete de comunicación del palacio informó a Vanitatis de sus achaques, despertaron incertidumbre entre varios sectores de la sociedad española. Sobre todo en el estamento militar, que no veía con buenos ojos la “desaparición” de su mando supremo.

Juan Carlos Navarro