Los traidores de la boda de Andrea y Tatiana

Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo se casaron a lo grande en Gstaad. Cuatro días de celebraciones con sus respectivas noches y madrugadas, en las que el champán francés fue la bebida oficial ­–el agua fue un líquido destinado a estrafalarios–. Pero esto de darle a la burbujeante bebida francesa es lo normal en esta familia. Hay que recordar que Andrea celebró el nacimiento de su hijo organizando un botellón de Möet Chandon en la puerta del hospital con su hermano Pierre y unos amigos. Dicen que lo de la barra libre de champán fue obsequio de la firma, igual que ocurrió con más detalles de otros proveedores, cuya presencia la encaraban como campaña de imagen.

En realidad, lo de menos es el coste de la boda y sus fastos, porque la joven Santo Domingo es heredera de una inmensa fortuna, de la que ya recibió parte al morir su padre. En cuanto a los Grimaldi, tampoco andan faltos de cash, aunque en este caso suelen ser ellos mismos los que comercializan con los blasones del principado a través de exclusivas varias.

Por eso no sería extraño que las fortísimas medidas de seguridad que rodearon el enlace tuvieran que ver con un posible pacto económico con alguna agencia que se encargaría de comercializar con un reportaje, aunque esta manera de actuar no cuadra con los Santo Domingo. De hecho, en Colombia tienen todo a su alcance y si quisieran podrían comprar todo el material grafico para su no publicación. El caso es que los protagonistas pidieron a sus invitados que no hicieran fotos del enlace ni de las fiestas que se dieron tanto en los días previos como en el posterior. Por supuesto, dando por hecho que eso era casi imposible, se les instó a que no utilizaran las redes sociales para ilustrar sus cuentas.

No fue así y algunos invitados traicionaron a la pareja e hicieron circular las imágenes por la Red, como sucedió en la boda de Francisco Rivera y Lourdes Montes y que originó que en medio de la fiesta campera se organizara un cónclave para averiguar qué había pasado. En el enlace del hermano Jesulín y Beatriz Trapote también se requisaron los móviles todo tipo de soporte susceptible de hacer fotos o grabar imágenes para evitar disgustos. Una decisión que se está convirtiendo en costumbre y que también se extenderá a la comparecencia de la infanta Cristina el día 8 en Palma.