Elsa Pataky, una 'celebrity' comida por una boa

Da igual que aparezca en bikini, con los brillantitos de Swarovski tapando su desnudez o con un manta arropándola hasta el cogote, porque su cara y su estilo venden. La hemos visto en la entrega de los Oscar con su embarazo de mellizos y presumiendo de tripón con su vestido de luciérnaga firmado por Elie Saab. Posó sola y en compañía de su marido, Chris Hemsworth, una belleza estacional que abunda en el mundo del cine anglosajón. Y sobre todo en la costa Oeste. Su papel de Thor, el dios del Trueno, le encumbró a la fama, pero antes pasó horas de eternos casting donde le decían “nos gustas, pero no das el perfil”.

En cambio, lo llamativo del caso es que la bella Elsa no tiene recorrido profesional, pero en encarna como nadie lo que se conoce como celebrity. Una palabra que sirve para un roto y un descosido, por aquello de designar de alguna manera a personas que con poco currículum han desarrollado una carrera alternativa utilizando sólo su imagen. Y esta es la cualidad de la rubia de oro que se rifan las revistas femeninas de alta gama y cuyo recorrido en el mundo del cine es casi tan escueto como el de Jesulín de Ubrique en el de la canción. Cuando se quiere ofrecer un perfil profesional suyo existen dos recordatorios. Uno con título, como fue la película de Garci Ninet y un señor de Murcia y otro genérico, porque nadie recuerda el título. Solo que a Pataky se la zampa una boa en un avión en los primeros 20 minutos. El guión no la vuelve a resucitar y del animal se supo bien poco.

Con todo y con eso, Elsa ha conseguido lo que para otras actrices resulta complicado. Desfilar en la alfombra roja antes de haber hecho una película merecedora de recordar cuanto menos el nombre. Y aún más que sus posados se conviertan en genéricos. Incluso la princesa Letizia, en una de sus apariciones públicas luciendo un vestido con la espalda de gasa transparente, se dirigió a los fotógrafos diciéndoles: “¿Qué queréis, que os haga un Pataky?”.