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El valor de los genes Suárez Illana
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Paloma Barrientos

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El valor de los genes Suárez Illana

Lo que más llama la atención de la familia Suárez es su entereza. Saben cuál es su situación mediática y antes de que se especule con

Foto: Adolfo Suárez Illana ha asumido su enfermedad con una tranquilidad pasmosa (Gtres)
Adolfo Suárez Illana ha asumido su enfermedad con una tranquilidad pasmosa (Gtres)

Lo que más llama la atención de la familia Suárez es su entereza. Saben cuál es su situación mediática y antes de que se especule con sus tragedias personales prefieren hacerlas públicas. La última noticia la ha vuelto a dar el primogénito de la saga con la naturalidad que da el saber que el destino juega con las cartas marcadas y, por lo tanto, en desigualdad de condiciones. Una vez que procesó en la intimidad familiar que tenía cáncer decidió como buen torero (su vocación frustrada) enfrenarse a la realidad. Hace tres semanas, y después de un tiempo con molestias en la garganta, le diagnosticaron un carcinoma.

Retrato de la familia Suárez Illana al completo de 1977 (Efe)Recibir una información de este tipo es muy impactante. Sé de personas que al comunicárselo han huido de la consulta del especialista sin rumbo fijo. En el caso de Adolfo Suárez Illana me dicen que lo asumió con una tranquilidad pasmosa: "Ahora me toca a mí. ¡Qué se le va a hacer! Ahora a empezar cuanto antes". No hubo lágrimas, ni suspiros, ni dramas de "¿porqué yo?". El hijo del ex presidente ha demostrado que el gen de la valentía y del coraje está en sus cromosomas. Una herencia que su madre Amparo y su padre Adolfo transmitieron a los hijos. Antes que él, sus hermanas Marian y Sonsoles fueron las valedoras de hacer visible esa cualidad. Ahora le toca a Adolfo y lo ha hecho con verdadera ejemplaridad. No debe ser nada fácil tomar la decisión de hacer pública su enfermedad. Y en este caso sin envoltorio. Igual que su padre se mantuvo fuerte y sereno ante la indecencia que supuso la entrada de Tejero en el Congreso el 23 de febrero de 1981 con la intención de acabar con la libertad de los españoles, Adolfo hijo lo ha hecho con su tragedia. Templado, fuerte, con los pies bien puestos en su albero particular ha dicho: "ya he asumido que tengo cáncer. Todo va a ir bien y toca rezar".

Lo que más llama la atención de la familia Suárez es su entereza. Saben cuál es su situación mediática y antes de que se especule con sus tragedias personales prefieren hacerlas públicas. La última noticia la ha vuelto a dar el primogénito de la saga con la naturalidad que da el saber que el destino juega con las cartas marcadas y, por lo tanto, en desigualdad de condiciones. Una vez que procesó en la intimidad familiar que tenía cáncer decidió como buen torero (su vocación frustrada) enfrenarse a la realidad. Hace tres semanas, y después de un tiempo con molestias en la garganta, le diagnosticaron un carcinoma.

Adolfo Suárez