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A Cayetano Martínez de Irujo no le quiere la prensa rosa
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Gema López

Malas Lenguas

Por
Gema López

A Cayetano Martínez de Irujo no le quiere la prensa rosa

Parece ser que Cayetano Martínez de Irujo anda enamorado, o al menos es lo que se deduce, cuando el Conde Salvatierra es interrogado por esa prensa

Parece ser que Cayetano Martínez de Irujo anda enamorado, o al menos es lo que se deduce, cuando el Conde Salvatierra es interrogado por esa prensa que tanto aborrece y a la que pone cara de estreñido cada vez que alguien se le acerca.

Sin embargo, en esta ocasión, el hijo jinete de la aristocracia nos tiene despistados. Cayetano, que es dado a la respuesta corta y tajante, ha optado por no desmentir lo que algunos han descrito como romance, dando lugar a todo tipo de especulaciones. Extraño el comportamiento del Conde y extraña la convocatoria a los medios a un acto que poco tiene con el coure y en la que se insistía que, junto al hijo de la duquesa acudiría la nadadora, con la que parece que está haciendo sus largos. Todo ello patrocinado por el Banco Popular, que tiene su guasa, y que recuerda a los tiempos en que Salvatierra asistía junto a Mar Flores para vender vinos de cien pesetas la botella. ¡Como si ellos en palacio degustasen caldos de ese precio!

En aquel momento, ser compañero de la actual esposa de Merino le trajo más de un disgusto, pero su imagen se cotizaba al alza en las portadas de las revistas. Ella aportaba lo que a él le faltaba: glamour, misterio y un currículum amoroso que ponía de los nervios a su noble madre. A su pesar, Cayetano vendía gracias a esa dama, que había protagonizado uno de los mayores escándalos de la prensa, tras la publicación de unas fotos en la cama con otro conde, este último de segunda división.

Algo similar ocurrió con su relación con Genoveva Casanova. La desconocida mejicana logró ir subiendo peldaños en el escalafón social que tanto ansiaba, hasta hacerle sombra al padre de sus hijos. Hoy, ella vende reportajes que arrasan en los quioscos, es considerada una mujer cuyo estilo hay que seguir, después de que varios profesionales la pulieran, y ha conseguido colocarse a la diestra de la Duquesa, lo que le da una pátina de nobleza de la que siempre careció y que tan bien vista está en ciertos círculos sociales.

Mientras tanto, Cayetano ha ido deshojando margaritas y negando idilios. Lo curioso es que la soledad amorosa le ha proporcionado dejar de ser elemento ansiado de revistas. Sin una mujer al lado, arriesgar a poner a Salvatierra en portada es poder sufrir un descalabro con las ventas. Es un personaje que no genera simpatías, admiración o envidias, que es lo hace que el público se lance a comprar.

Por todo ello es extraño que él, que conoce el mercado como nadie y que se encuentra cómodo pasando desapercibido, no haya querido salir al paso y desmentir un posible romance, al no ser que tras esta noticia exista algún interés. ¿Qué se esconde tras esta nueva estrategia? ¿Es consciente el conde de que su imagen podría estar siendo utilizada para llamar la atención de la prensa en un photocall patrocinado por una entidad bancaria? ¿Se arriesgaría el jinete a jugar al despiste con su vida privada por publicitar sus becas deportivas? Sin respuesta a estas preguntas, lo único cierto es que Cayetano vuelve a ser querido por esa prensa, que sin una musa al lado, no le quiere en sus portadas.

Parece ser que Cayetano Martínez de Irujo anda enamorado, o al menos es lo que se deduce, cuando el Conde Salvatierra es interrogado por esa prensa que tanto aborrece y a la que pone cara de estreñido cada vez que alguien se le acerca.

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