Es noticia
Menú
Los 'otros hombres' de Isabel Pantoja
  1. Celebrities
  2. Malas Lenguas
Gema López

Malas Lenguas

Por
Gema López

Los 'otros hombres' de Isabel Pantoja

A pesar de convertirse, siendo muy joven, en la viuda de España, apelativo que, según ella, ni eligió ni la benefició, Isabel Pantoja siempre ha tenido

Foto: La cantante junto a su hermano, en una imagen de archivo
La cantante junto a su hermano, en una imagen de archivo

A pesar de convertirse, siendo muy joven, en la viuda de España, apelativo que, según ella, ni eligió ni la benefició, Isabel Pantoja siempre ha tenido un varón rondándola, velando por ella, apartándola de ese grupo de fervientes feligresas que le colocan la cola a la diosa y trasladan sus baúles cual Piquer. Un hombre en la sombra que ha movido hilos, le ha calentado los oídos, se ha barrido de un plumazo a la siempre fiel Maria Navarro y ha cuidado de su bien más preciado.

Tras la muerte de Paco, Isabel se sumergió en la pena y se apartó de todo, pero no de todos. Cantora se convirtió en el refugio anhelado, en el mausoleo al torero, en la joya de una corona que todos ansiaban pero sólo ella poseía. Ahora sabemos que ese templo en el que solo penetraron Diego Gómez y Julián Muñoz, ese alcalde venido a menos encargado de descolgar los cuadros del patriarca de la finca pensando que el señor feudal era él, fue lugar de encuentro de otros amores vividos a intramuros de su torre de arena. Un futbolista, un actor de culebrones y un galán de película, compartieron tálamo en el altar de la viuda. Un romance de verano, un lío con fines promocionales y una historia imposible se guardaron en secreto, hasta que el futbolista regresó con su novia, el del culebrón siguió su vida en las americanas y el galán se buscó a la siguiente presa.

Pero la Panto, a pesar de la ausencia de placer carnal, seguía teniendo a su vera a ese hombre que desde su viudedad se pegó a ella cual ameba, sacrificando una carrera que nunca fue tal, para lamer la herida y, de paso, vivir sin hacer nada.

Agustín Pantoja ha sido una sombra al acecho, un guardián hambriento, capaz de sacar de escena a todas aquellas personas que entraban en la guarida, incluido el alcalde Muñoz, aunque como con él había dinero, disimulaba su mirada de lobo feroz. A tenor de las declaraciones de algunos empleados de Cantora, a ‘tito Agus’ no le gustaba Chabelita, ya que aquello de la sangre lo lleva grabado a fuego, pero Pantoja habría consentido como recompensa a los años de servicio al cuidado de su anciana madre.

La única pregunta que queda por resolver es si Agustín Pantoja se sentará algún día en el sillón de los 'bien pagaos', para defenderse de tanto comentario.

A pesar de convertirse, siendo muy joven, en la viuda de España, apelativo que, según ella, ni eligió ni la benefició, Isabel Pantoja siempre ha tenido un varón rondándola, velando por ella, apartándola de ese grupo de fervientes feligresas que le colocan la cola a la diosa y trasladan sus baúles cual Piquer. Un hombre en la sombra que ha movido hilos, le ha calentado los oídos, se ha barrido de un plumazo a la siempre fiel Maria Navarro y ha cuidado de su bien más preciado.

Isabel Pantoja Julián Muñoz