Es noticia
La otra infanta
  1. Televisión
  2. Carta de Ajuste
Nacho Gay

Carta de Ajuste

Por

La otra infanta

José Ignacio wert, infanta cristina, premios goya, educación, cultura

Foto: José Ignacio Wert, durante la gala de los premios Goya del 2013 (I.C.)
José Ignacio Wert, durante la gala de los premios Goya del 2013 (I.C.)

El ministro Wert no quiere ir a los Goya. Y no porque este año los presente Manel Fuentes, cuyo buenrollismo de corte pueril podría desmoralizar incluso a Los Soprano. Esa excusa hubiera despertadoen todos nosotros un sentimiento inequívoco de solidaridad. El sadismo es legítimo, pero los domingos por la noche no puede ser otra cosa que vicio. Y no queremos ministros viciosos.

Pero no, qué va. No quiere ir por otros motivos. De hecho, no lo va a hacer. Lo anunció ayer, con nocturnidad y alevosía, como se anuncian las noticias feas, esas que se sabe van a suscitar runrún en la prensa. Si los periodistas van a joder al día siguiente, que también se jodan ellos y trabajen por la noche. Ojo por ojo.

El ministro no va a los Goya porque tiene probablemente mejores cosas que hacer. Se me ocurren tantas… Quizá el domingo tenga programado que le piten en otro sitio. Pero parece que tampoco. La cita ineludible la tiene a la mañana siguiente con algo así como su homólogo británico en el asunto de las becas Erasmus. Por supuesto resultaba imposible parchear el asunto, porque la fecha de la gala se anunció solamente con dos meses de antelación y así no hay quien se organice. “Lo lamento”, ha dicho Wert. Porompompón.

Nuestro gozo en un pozo. Ya le estábamos visualizando por la alfombra roja al ritmo fúnebre de las coplas de Jorge Manrique, como ternerito camino del matadero, como folclórica en trance, del brazo de su segunda en el ministerio, Monserrat Gomendio, con la que, por cierto,parece que hace muchas horas extra. Titula la película Robert Bresson: Un condenado a muerte se ha escapado.

Era decididamente más interesante el Wert que, en un arranque cañí,se definía a sí mismo como “un toro bravo que se crece con el castigo” mientras festejaba el año pasado el Día de la Constitución. Pero ese toroha intuido a una manada de 'rojos' vestidos de luces dispuestos a cobrase el 21% de IVA a puyazos y se ha llevado la música de los clarines y los timbales a otra parte.

Si el ministro fuera en verdad un animal de razahubiera escrito el comunicado que debía escribir. Uno que mereciera la pena leer, que tuviera algo de verdad, que abriera las carnes de un sector endiosado, incapaz de valerse por sí mismo. “No voy a los Goya porque me da vergüenza ajena lo que la industria que represento ha sido capaz de hacer este año”. Breve. Directo. Sincero. Había quedado como Dios.

La gran estafa americana versus La gran familia española, que por supuesto es también una forma de estafa, aunque aquí a ese género lo llamamos farsa, que suena muchísimo más operístico, más fino, más ‘premiable’. Hay más verdad en los ojos de Julia Roberts mirando a Meryl Streep con el más absoluto e indisimulado amor y odio que se puede sentir a la vez por una madre que en el metraje de las cinco películas nominadas al Goya de este año. Veo Agosto, veo El lobo de Wall Street, 12 años de esclavitud, La gran belleza, La vida de Adèle, intuyo Her y Nebraskay no me queda más remedio que morir a cabezazos contra 3 bodas de más, Caníbal o 15 años y un día. Todo en ellas me resulta presunto, tan presunto como la infanta.

Y al ministro Wert sólo se le ha ocurrido excusarse con sus también presuntos “problemas de agenda”. Valiente cobarde. Otro Robert Ford en este secarral sin apenas espejismos. Otra hija de Rey, por si teníamos pocas. Con lo fácil que hubiese sido decir: “Vayan ustedes a los Goya, que a mí me entrala risa”.

El ministro Wert no quiere ir a los Goya. Y no porque este año los presente Manel Fuentes, cuyo buenrollismo de corte pueril podría desmoralizar incluso a Los Soprano. Esa excusa hubiera despertadoen todos nosotros un sentimiento inequívoco de solidaridad. El sadismo es legítimo, pero los domingos por la noche no puede ser otra cosa que vicio. Y no queremos ministros viciosos.

Infanta Cristina
El redactor recomienda