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Otras 9 razones para odiar a Echenique
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Otras 9 razones para odiar a Echenique

Últimamente se está muriendo gente que no se había muerto nunca. La frase no es mía, claro, es demasiado buena para serlo. En realidad pertenece a

Foto: El presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, en una imagen de archivo (Gtres)
El presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, en una imagen de archivo (Gtres)

El funeral es la cita mundana por excelencia. En un funeral, no hay que olvidarlo nunca, se sube al escenario. Con paciencia, se espera a que los parientes se vayan apartando. Y sólo cuando absolutamente toda la platea se haya sentado, sólo en ese momento, hay que dar las condolencias. De esa manera, todo el mundo puede verte. Entonces, se coge la mano del doliente, luego se le agarra un poquito de los brazos y se le susurra algo al oído, una frase segura. Por ejemplo: “Durante los próximos días, cuando sientas el vacío, que sepas que puedes contar siempre conmigo”. (…) Una actuación es buena cuando no tiene ninguna superficialidad. Y la regla fundamental es esta: en un funeral jamás hay que llorar, porque no hay que robarle el protagonismo al dolor de los parientes. Eso no se puede hacer, porque es inmoral.

Leopoldo González-Echenique, Q.E.P.D.

Ayer falleció el presidente de Radio Televisión Española y el ambiente me pareció un poco el mismo que describe Paolo Sorrentino en su maravillosa película. Sobraba impostura por todas partes: PP, PSOE y eso que se supone hay en el centro. Para empezar, algunas crónicas periodísticas hablaban de suicidio cuando querían hacerlo de asesinato. Al difunto, además, le habían matado sus propios parientes, así que en este velatorio no había presupuesto –deuda sobra– ni para plañideras.

Cristóbal Montoro tenía 250 millones de razones para odiar a Echenique. Si ponemos el acento en el cómo, y no en el qué, seme ocurren al menos nueve más. 250 millones de deuda, sí. Pero, ¿para qué?

1.- Para que el canal 24 horas llegue siempre 24 horas tarde.

2.- Para que Hermida haga periodismo real.

3.- Para mayor honra de los fabricantes de cartón piedra, hoy profesión en alza gracias a los decorados de tantas supuestas series de época.

4.- Para atusar la media melena a Ana Blanco, cuyo incorrupto peinado es el mayor símbolo de anquilosamiento social tras la desaparición del NO-DO.

5.- Para costear partidos de la Selección española–de interés público innegable– en patatales de la antigua Yugoslavia.

6.- Para que los trabajadores que hoy hacen pasillos con el PP, mañana tiren de rodilleras con el PSOE.

7.- Para que Garci siga haciendo películas.

8.- Para sufragarle los cirujanos aMariló Montero.

9.- Para pagarle las tarjetas de visita al director de [¡Atenta Mariló que vienen siglas!]RTVE.

Leopoldo González-Echenique me da una pizquita de lástima. No porque se peine como un personaje de Downton Abbey, porque eso al fin y al cabo tiene remedio, sino porque ha estado dos años mostrando una tarjeta de visita –en los sepelios y otras fiestas de guardar– conla que se presentaba como el jefe de todo esto. Y eso es muy duro. Más que morirte y que no te llore nadie.

Teniendo más o menos claro quién es el fiambreen este funeral yquiénes los gánsteres que acuden a interpretar su despedida, lo que no sé muy bien a estas alturas de la películaes cuál es el papel de RTVE en todo esto. Supongo, por descarte, que seríala amante vestida de esposa. En plata, la puta del gánster. Y además me da que es de las quecobra bien. Unos 250 millones en tres años.Será inmoral y tal, pero hay funerales en los que uno no puede evitarllorar aunque no sea pariente.

El funeral es la cita mundana por excelencia. En un funeral, no hay que olvidarlo nunca, se sube al escenario. Con paciencia, se espera a que los parientes se vayan apartando. Y sólo cuando absolutamente toda la platea se haya sentado, sólo en ese momento, hay que dar las condolencias. De esa manera, todo el mundo puede verte. Entonces, se coge la mano del doliente, luego se le agarra un poquito de los brazos y se le susurra algo al oído, una frase segura. Por ejemplo: “Durante los próximos días, cuando sientas el vacío, que sepas que puedes contar siempre conmigo”. (…) Una actuación es buena cuando no tiene ninguna superficialidad. Y la regla fundamental es esta: en un funeral jamás hay que llorar, porque no hay que robarle el protagonismo al dolor de los parientes. Eso no se puede hacer, porque es inmoral.

Mariló Montero Leopoldo González-Echenique