La infumable tercera temporada de 'Homeland'

Después de los grandes momentos que nos ha dado y las brillantes interpretaciones con las que hemos vibrado, lo mínimo que podíamos hacerpara hablar de la tercera temporada de Homeland era esperar un tiempo prudencial. Ocho episodios es, cuanto menos,la justa medida.

Pero tras los protocolos, es hora de decir bien alto que las nuevas andanzas de Carrie son infumables. De Carrie, sí. Porque de Brody poco podemos hablar. De hecho es mejor olvidar ese cuarto episodio dedicado a su periplo por las calles de Caracas.

Y es que precisamente esa ausencia es uno de los fallos de esta nueva temporada. ¿Qué mente privilegiada ha pensado que la serie podía mantener el tipo sin él? ¿Dónde queda esa química entre ambos?

Y mejor nohablemosde acción oadrenalina. Inexistentes. Oh, ¡vaya!, ¡qué sorpresa saber que Carrie y Saul trabajan juntos desde el principio!En serio, para giros de guión así mejor Scandal.

Algunos defienden que era el giro que necesitaba Homeland, que su fórmula estaba agotada. Lo mismo se pensó de Prison Break cuando terminó su primera temporada y sus guionistas nos supieron brindar una segunda temporada llena de acción.Ese quizá hubiera sido un camino. Jugar al gatón y al ratón. Al menos no hubieran faltado ni la adrenalina ni Brody.

En su lugar se ha elegido el camino de las sorpresas fáciles. Esperemos que no ocurra como con la serie de Wenworth Miller, que terminó siendo un despróposito en su tercera temporada y ya ni digamos en la cuarta. Todavía hay esperanzas.De hecho creo que esta temporada está pensada como una temporada puente para que en la cuarta los guionistas puedan lucirse y reconducir la historia.

Crucemos los dedos y pensemos que la sorpresa mayúscula quizá la esconda Saul.