Business Class
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Bangkok, un caos sensual y provocativo
Bangkok es una de esas ciudades cuyo paisaje parece sacado de una película del futuro: rascacielos, templos dorados, trenes aéreos que se deslizan sobre un monorraíl
Bangkok es una de esas ciudades cuyo paisaje parece sacado de una película del futuro: rascacielos, templos dorados, trenes aéreos que se deslizan sobre un monorraíl elevado, mercados callejeros donde se compra cualquier cosa, tráfico colapsado y una vida frenética en la calle. Una urbe intensa, vibrante, una selva de cemento y ruidosa. Mercados, miles de puestos de comida de cocina Thai, China e India; calor, ladyboys o el tercer sexo, monjes en busca de meditación trascendente, masajes sensuales y gente de sonrisa perpetua y amabilidad infinita.
Bangkok es una de esas ciudades cuyo paisaje parece sacado de una película del futuro: rascacielos, templos dorados, trenes aéreos que se deslizan sobre un monorraíl elevado, mercados callejeros donde se compra cualquier cosa, tráfico colapsado y una vida frenética en la calle. Una urbe intensa, vibrante, una selva de cemento y ruidosa. Mercados, miles de puestos de comida de cocina Thai, China e India; calor, ladyboys o el tercer sexo, monjes en busca de meditación trascendente, masajes sensuales y gente de sonrisa perpetua y amabilidad infinita.