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Jordania, el legendario Camino de los Reyes
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Daniel Camiroaga

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Daniel Camiroaga

Jordania, el legendario Camino de los Reyes

La ruta de las antiguas caravanas que bajaban desde Damasco, pasando por las arboladas tierras altas de Moab y Edom, la bulliciosa Aman, la tranquilidad inmutable

Foto: Jordania, el legendario Camino de los Reyes
Jordania, el legendario Camino de los Reyes

La ruta de las antiguas caravanas que bajaban desde Damasco, pasando por las arboladas tierras altas de Moab y Edom, la bulliciosa Aman, la tranquilidad inmutable del Mar Muerto, el majestuoso esplendor de las antiguas civilizaciones nabateas y la aridez de las estepas de Wadi Rum, hasta el puerto de Aqaba en el Mar Rojo, donde embarcaban sus mercancías. El mítico y legendario Camino de los Reyes, 350 kilómetros, una brecha de asfalto gris que se extiende rompiendo un paisaje parduzco, a veces anodino, pero siempre calmo y silencioso. Un viaje a través del tiempo y de la historia.

Recorrida en busca de la Tierra Prometida, civilizada por nabateos en la fabulosa y olvidad Petra, fortificada por cruzados y peregrinada por cristianos y musulmanes. Jordania es una encrucijada de caminos, civilizaciones e historia.

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Amman

La Filadelfia de los griegos coronada por la imponente Ciudadela, el gran anfiteatro y el templo de Hércules. Un paseo tranquilo por la calle Rainbow y Mango, sus tiendas de recuerdos, librerías y animados cafés y restaurantes con sus mesas en la calle para cenar. Jabal uno de los barrios más agradables de Amman, pinos, restaurantes y parques, un lugar ideal en el que refugiarse a descansar del bullicio de la zona moderna de la ciudad.

Come protegido por la sombra de la terraza interior del restaurante Fakhr El-Din. Wild Jordan, un café con vistas, en el que tomar algo contribuyendo a causas benéficas. En un callejón de la calle Rey Faisal, Hashem, un pequeño restaurante frecuentado por locales.

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Madaba

Enfilando hacia el sur, a solo 30 km de Amán, Madaba, la ciudad de los mosaicos bizantinos y omegas. El mapa de Jerusalén y Tierra Santa del siglo VI, dos millones de piezas de piedra local.

El mítico Monte Nebo, desde donde Moisés divisó la Tierra Prometida y fue enterrado. Grandes vistas sobre el Mar Muerto y Jericó, 10.000 años contemplan la ciudad actual más antigua del mundo.

Acércate al Mar Muerto y experimenta la inmutable tranquilidad del punto más bajo de la tierra, flota en sus aguas densas y salinas, prueba las propiedades terapéuticas de su barro.

El castillo de Shobak, fortaleza de cruzados, se alza sobre una colina desnuda, rodeado de olivos vides y frutales. Impresionantes depósitos de agua y fuertes torres de protección que insuflaron determinación para resistir año y medio los embates del gran Saladino.

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Petra

Escondida durante 500 años en las profundidades del valle, tras la estrecha garganta de un kilómetro de longitud, cuyas paredes se elevan casi cien metros al cielo. Imponente y grandioso Tesoro, la magnífica fachada de Al-Khazneh, de más de 40 metros de alto y 30 de ancho, excavada en roca; eclipsa el teatro de 3.000 personas, las casi 500 tumbas, obeliscos, templos, altares y el monasterio de Ad-deir con 800 peldaños cincelados en piedra. Acude a primera hora de la mañana cuando el sol incide, resaltando las sorprendentes tonalidades rosas.

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Aqaba

Delicados arrecifes de coral. Un centro histórico que mantiene la esencia y el aroma del antiguo puerto; el zoco, un laberinto de tiendas y puestos. El fuerte mameluco del XVI, atacado en audaz maniobra por Lawrence de Arabia en 1917. Interesante museo arqueológico, cerámica china medieval y el primer hito de una carretera construida por el emperador Trajano.

Un buen café y un helado en Wesalak. Sayadiya, un rico plato de pescado y arroz en Floka. Algo más occidental, un fettucine al pesce en el elegante restaurante italiano del Real Club de Regatas. Firdous Café, al aire libre donde se bebe café y se fuma sisha.

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La ruta de las antiguas caravanas que bajaban desde Damasco, pasando por las arboladas tierras altas de Moab y Edom, la bulliciosa Aman, la tranquilidad inmutable del Mar Muerto, el majestuoso esplendor de las antiguas civilizaciones nabateas y la aridez de las estepas de Wadi Rum, hasta el puerto de Aqaba en el Mar Rojo, donde embarcaban sus mercancías. El mítico y legendario Camino de los Reyes, 350 kilómetros, una brecha de asfalto gris que se extiende rompiendo un paisaje parduzco, a veces anodino, pero siempre calmo y silencioso. Un viaje a través del tiempo y de la historia.