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Belgrado, bendecida por el Danubio
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Daniel Camiroaga

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Daniel Camiroaga

Belgrado, bendecida por el Danubio

Belgrado sirve de orilla a los dos ríos que confluyen en la llamada ciudad Blanca, el Sava y el Danubio. Puerta de entrada a los Balcanes

Foto: Zemun, un municipio de Serbia en el distrito de Belgrado
Zemun, un municipio de Serbia en el distrito de Belgrado

Belgrado sirve de orilla a los dos ríos que confluyen en la llamada ciudad Blanca, el Sava y el Danubio. Puerta de entrada a los Balcanes y nexo entre la Europa oriental y occidental. Una ciudad en la que contrastan el estilo y la elegancia única que imprime el Danubio a todas aquellas ciudades a las que baña, con un urbanismo sórdido e impersonal, herencia de la era comunista. Un lugar para curiosos, amantes de la cultura y aficionados a la historia.

Un paseo por la vibrante Mihajlova, la calle peatonal del casco antiguo, donde la cultura y las tradiciones de Belgrado se muestran en todo su esplendor. Tiendas de diseño y cafés al aire libre en los que sentarse a ver pasar gente que curiosea entre los pequeños puestos donde venden insignias y efectos militares, o encajes hechos a mano.Al final de esta calle, llegas al parque Kalemegdan, un singular espacio verde, encrucijada donde confluyen los dos grandes ríos que bañan la ciudad. Acércate hasta la orilla.

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Aprovecha para recorrer la Fortaleza, en la que en tiempos pasados se libraron un sinfín de batallas. Pasea entre las intrincadas y robustas torretas, atraviesa sus pesadas puertas de hierro, pasea por donde lo hizo el mismísimo Atila, el rey de los Hunos.

A pocos pasos de la fortaleza, visita la Casa de la Princesa Ljubica, un museo que te retrotrae a la distinguida vida aristocrática del XIX. La iglesia ortodoxa Ruzica, viste sus paredes de hiedra, alberga ahora una buena colección de pintura del artista ruso, Andrej Bicenko.

Para un almuerzo rápido, mientras recorres la ciudad, prueba el burek, un hojaldre relleno de carne, verduras o queso. La calle más fotografiada de Belgrado, Skadarska, una calle empedrada de viejos adoquines en el barrio bohemio donde viven artistas, escritores y músicos. Es un buen lugar para tomar un café y escuchar un poco de música popular, ya que muchos músicos recorren las terrazas tocando sus repertorios.

Gardosh, un barrio histórico en la orilla derecha del Danubio, calles estrechas, pequeñas iglesias y casas encantadoras con mucha personalidad. La torre del Milenio, de 1896, ofrece una buena perspectiva del río desde su galería. En el barrio, hay multitud de pequeños restaurantes, donde cenar buen pescado y marisco y a precios mucho más baratos que los habituales en otras latitudes.

Plato, el edificio de la antigua facultad de filosofía, es hoy una gran librería, además de café, restaurante y club donde por la noche, en la planta baja, se dan conciertos de pequeñas bandas de jazz. Helados, batidos y frescas macedonias de frutas en Tramvaj, un curioso local decorado para nostálgicos como los viejos y lujosos tranvías. En Znak Pitanja, la taberna más antigua de la ciudad, con casi 200 años, en su pequeña terraza interior, es el lugar idóneo para probar cocina local: Goulash, y carnes asadas. Fish & Zelenish, uno de los mejores restaurantes de pescado. Su plato estrella: el pulpo con espárragos verdes.

En verano, es en las grandes barcazas, conocidos como Splavs, en donde pinchan música durante buena parte de la noche Dj’s de renombre mundial.

Para dormir, el Square Nine hotel, céntrico y de lujo, pero con personalidad y encanto. Piedras, bronces y maderas de diseño, un espacio único.

Belgrado sirve de orilla a los dos ríos que confluyen en la llamada ciudad Blanca, el Sava y el Danubio. Puerta de entrada a los Balcanes y nexo entre la Europa oriental y occidental. Una ciudad en la que contrastan el estilo y la elegancia única que imprime el Danubio a todas aquellas ciudades a las que baña, con un urbanismo sórdido e impersonal, herencia de la era comunista. Un lugar para curiosos, amantes de la cultura y aficionados a la historia.

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