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Un recorrido por Nueva York a través de sus barrios (y restaurantes) más 'trendy'
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Daniel Camiroaga

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Daniel Camiroaga

Un recorrido por Nueva York a través de sus barrios (y restaurantes) más 'trendy'

La gran metrópoli que dicen no es más que un puñado de barrios pegados, es sin embargo la ciudad que concentra toda la energía y la animación.

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La gran metrópoli que dicen no es más que un puñado de barrios pegados unos a otros, es sin embargouna imponente ciudad que concentra toda la energía y la animación que bulle de sus barrios más palpitantes. Territorios industriales transformados por artistas emprendedoresen comunidades vibrantes con alma propia, elegantes y atractivos. Primero fueron artistas bohemiosen busca de precios asequibles, luego profesionales liberales y finalmente famosos y celebridades que ponen el barrio en el escaparate donde todos quieren vivir. Su arquitectura personal y propiaresiste el cambio impulsado por las fuerzas telúricas del arte, el emprendimiento y el gran dinero de los más afortunados.


TriBeCa

El Triángulo Debajo de Canal Street, donde antes apenas vivía gente y un cierto halomisterioso cubría fábricas y almacenes en los que se tostaba el café, se envasaba mantequilla y se distribuía queso. Ahora conviven la imaginación, el espíritu y el espacio de las grandes rentas que han atraído hoteles, restaurantes de lujo, tiendas y galerías de arte. Lofts reconvertidos en casas de varios millones de dólares, hacen del código 10013el más rico de la ciudad.

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Desde singulares edificios de estructuras de hierro, escritores y artistas inferían un toque y un cierto estilo creativo que hace Tribeca diferente, pero manteniendo su ambiente de barrio. Whole Foods o Barnes & Noble se visten con viejos edificios; nacen hoteles de lujo y encanto como el Greenwich Hotel de De Niro quien junto a Meryl Streep o la Paltrowhan sabido transformar el barrio en un gran paseo gastronómico, con restaurantes como Montrachet, Nobu o Bouley; aunque ahora se impone un estilo gastronómico más confortable y menos lujoso, más cálido y cercano como en Tiny’s The Bar Upstairs, para comer o tomar una copa de vino, con interior forrado de ladrillo visto y gran chimenea, rebosa encanto. Super Linda, para tomar buen ceviche y carne a la parrilla.

Terrior Wine Bar, el mejor vino y queso de Manhattan. Uno de los mejores espressos, en La Colombe.Brushstroke, una gran barra de madera para probar buen sushi. Para cenar, en Locande Verde, el restaurante de De Niro, donde se disfruta de la comida y de gente guapa.

Para dormir, el citadoHotel Greenwich. El lujo y la elegancia cautivan por su cálida sencillez.

Harlem

Dicen que ya hay más blancos y asiáticos que afroamericanos,pero sigue conservando la extraordinaria personalidad y fuerza de siempre. Harlem mantiene su identidad de barrio y su fuerte carácter de comunidad. Nació para el mundo gracias al impulso musicalde Roberta Flack en Ginny’s Club y a las celebraciones cantadas de la iglesia baptista de Odell Clarck Place. Aún mantiene sus raíces, ritmos y acentos negros, los sábados por la mañana en el parque Marcus Garveyresuenan tambores. Para aquellos que añoran la música negra del barrio: Sylvia’s Soul-Food y Parlor Entertainment en Marjorie Eliot’sofrecen conciertos gratuitos los domingos.

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En Frederick Douglas Boulevard, más allá de la 110, se encuentra un centro multirracial de gastronomíacon sitios como Lido, deliciosa comida italiana y buen ambiente para charlar. Chez Lucienne, un bistró de estilo parisino y Odeon, un clásico, todo un referente,donde puedes ver a Scorsesse acodado en la barra de caoba tomando algo.


Williamsburg

Hace 20 años comenzaron a llegar los primeros artistas por sus bajos alquileres. Después abrió Diner, con su aire de restaurante de carretera y comenzó a servir comida orgánica de productores locales, marcando un punto de inflexión donde el restaurante se convirtió en punto de referencia para el vecindario y todo el mundo acudía. Aquí vives en una de las grandes ciudades del mundo, pero te sientes como en una pequeña ciudad.

A la sombra de los apartamentos de millones de dólares, Williamsburg es la gran sala de degustación de Brooklyn. Con un toque muy local manteniéndose como vertebrador de la comunidad y respetando la estructura del edificio; Tarlowabrió Reynards en el Wythe Hotel, para comer y disfrutar de unas vistas espectaculares de Manhattan.

Bedford Avenue, la principal arteria de Williamsburg, respira siempre repleta de vidaen una suerte de mezcla ecléctica donde abren: restaurantes, salones de belleza y bodegas de vino un lugar fabuloso donde se alternan escaparates de lavanderías y galerías de arte, con excelentes panaderías artesanales. En el barrio hay muchos artesanos dispuestos a crear y producir de forma local: chocolates, jabones o bicicletas. Prueba los magníficos chocolates de Mast Brothers.

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El paisaje urbano cambia cuando llegas a Grand Street. Sus casas adosadas de tres pisos y ladrillosasoman entre almacenes cubiertos de grafitti. Aquí se divide el barrio en dos: un elegante y adinerado Nortey un más atrevido y auténtico Sur.

El norte es una colección deslumbrante y algo pretenciosa de apartamentos para banqueros,bares caros y exclusivas tiendas de ropa vintage; mientras que el surha mantenido un aire más bohemio y original, con boutiques indies, camareros barbudos, talleres de artistas y familias de clase trabajadora.

Para comer,Dumont y en Diner, los dos puntales delbarrio. Para los amantes de la carne, Peter Luger. Un buen vino y ostras, en Marlow&Sons.

La gran metrópoli que dicen no es más que un puñado de barrios pegados unos a otros, es sin embargouna imponente ciudad que concentra toda la energía y la animación que bulle de sus barrios más palpitantes. Territorios industriales transformados por artistas emprendedoresen comunidades vibrantes con alma propia, elegantes y atractivos. Primero fueron artistas bohemiosen busca de precios asequibles, luego profesionales liberales y finalmente famosos y celebridades que ponen el barrio en el escaparate donde todos quieren vivir. Su arquitectura personal y propiaresiste el cambio impulsado por las fuerzas telúricas del arte, el emprendimiento y el gran dinero de los más afortunados.

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