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Oaxaca, la ciudad de piedra verde
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Daniel Camiroaga

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Daniel Camiroaga

Oaxaca, la ciudad de piedra verde

Una multitud de iglesias barrocas, construidas en piedra, de fachadas casi mágicas, que se transforman en verdes y jaspeados cuando la lluvia resbala...

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Una multitud de iglesias barrocasconstruidas en piedra, de fachadas casi mágicas, que se transforman en verdes y jaspeadoscuando la lluvia resbala y humedece los sillares. Patios luminosos y plantas llamativas adornan las casasbajas, de estilo colonialy ventanas enrejadas. Paseos de adoquines, plazas amplias y sombreadas. Mercados que propagan aromas de cocina,colores, voces, artesanos, curanderos y vendedores ambulantes hacen de la callearte; no en vano, Oaxaca es la ciudad de los pintores Rufino Tamayo, Rodolfo Moralesy Francisco Toledo, y donde un increíble cinco por ciento de la gente está registrada como 'artista'.

Oaxaca es una de esas ciudades hechas para pasear y perderse, de las que invitan a sentarse según el momento del día a sorber un café, apurar un mezcalo beber buena cerveza mexicana,mientras la calle muda su piel según van caminando los aconteceres y deambulansanadores, vendedores, artistas y brujos, que aquí llaman 'pulsadores' y que dicen curan de males del alma.

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Alguien contaba que el Zócalo es el lugar ideal para no hacer nada, es simplemente el sitio donde transcurre la vida bajo las arcadas y entre el Palacio de Gobierno y la Catedral en perfecto equilibrio de poderes. Laureles y buganvilias para robarle al mediodía sombras que permitan descansar en los bancos de hierro o sentarse bajo los humildes baldaquines de los tenderetesque los numerosos limpiabotas ofrecen mientras limpian y dan charla con fuste; verdaderos filósofos de la vida. No te pierdas la calle peatonal que va del Zócalo al templo de Santo Domingo y cuyo interior teñido en oroda lustre y fama alesplendido barroco de la ciudad.

En el Mercado Benito Juárez, a un paso del Zócalo, frutas,verduras y trozos de nieve con sabores afrutados. A sus espaldas el más emblemático, el Mercado 20 de Noviembre, que ocupa una manzana enteray a él acuden a comer oficinistas y turistas, propios y extraños, todos atraídos por un rico pollo con mole o los humeantes y olorosos puestos de carne asada a la brasa. Aquí, mujeres entradas en años visten trajes de brillantes colores y ofrecen canastos de chapulines (saltamontes). A la entrada, los vendedores de chicharrones, los puestos de cecinay tripas secas; luegolos vendedores de chocolate y finalmente los puestos de pan. Al fondo, las barbacoas y las fondas, donde siempre es posible disfrutar de un 'antojito'. Los fines de semana, visita el Mercado Pochote, buena cocina para tomar algo mientras paseas.

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Un buen desayuno en la pequeña tienda Chocolate Mayordomo, justo a las afueras del mercado. Muy buen chocolate y pan de yema. El mejor café, en Casa Oaxaca, un lujoso y renovado restaurante con un bonito patio interior, hecho de sombras de árboles y bambú, con cocina vista y mobiliario de madera. Para los más atrevidos, chaquiles con guajillo, tortillas, empanadas y buenos zumos.

No dejes de entrar a laMezcalería Los Amantes, una biblioteca donde aprender a querer el mezcal, un laboratorio donde probar unos y otros. Oaxaca es el lugar de los chiles, el chocolate y los tomates, del maíz, los frijoles y la calabaza. Una cocina muy elaborada, sublimada por el omnipresente mole.

Dónde cenar: La Biznaga, buena comida, una atmósfera acogedora y un patio tranquilo, que atrae atodo tipo de artistas. Casa Oaxaca, del chef Alejandro Ruiz, cocina local tradicional con guiños modernos.

Dónde dormir:Es muy agradable la estancia en el hotel boutique de Casa Oaxaca.

A menos de media hora de la ciudad, un par de excursiones que merecen la pena sonlas ruinas del Monte Alban y Teotitlan del Valle.

Una multitud de iglesias barrocasconstruidas en piedra, de fachadas casi mágicas, que se transforman en verdes y jaspeadoscuando la lluvia resbala y humedece los sillares. Patios luminosos y plantas llamativas adornan las casasbajas, de estilo colonialy ventanas enrejadas. Paseos de adoquines, plazas amplias y sombreadas. Mercados que propagan aromas de cocina,colores, voces, artesanos, curanderos y vendedores ambulantes hacen de la callearte; no en vano, Oaxaca es la ciudad de los pintores Rufino Tamayo, Rodolfo Moralesy Francisco Toledo, y donde un increíble cinco por ciento de la gente está registrada como 'artista'.

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