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Bruselas, un paseo por la gastronomía y el surrealismo
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Daniel Camiroaga

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Daniel Camiroaga

Bruselas, un paseo por la gastronomía y el surrealismo

Hace tiempo que Bruselas abandonó una falsa reputación de ciudad sombría y gris, revelándose como una urbe llena de vida y arte, capital de Europa

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Hace tiempo que Bruselas abandonó una falsa reputación de ciudad sombría y gris, revelándose como una urbe llena de vida y arte, capital de Europa, de sobrias pero elegantes casas de piedra, calles empedradas y grandes murales de personajes del comic, como Tintín. La monumental Grand Place, antigua sede de gremios y oficios y una de las plazas más bonitas del mundo, bombea vida y ritmo al resto de la ciudad. Alrededor, encantadoras tiendas de antigüedades, pequeños cafés, e irresistibles maestros chocolateros, cervezas potentes y una gastronomía omnipresente hasta en las placas de la calles: Spice, Butcher, Cheese o Butter Street.

Victor Horta, el arquitecto del Art Noveau, plasma su huella en las casas Tassel, Solvay, Van Eetvelde y su casa taller y museo. Paul Cauchie, muestra su arte en la Maison Cauchie. Renee Magritte presenta su obra surrealista y de enorme talento en el singular museo Magritte.En el mercado de Saint Catherine, flores de todos los colores y comida orgánica. Jamás he tomado unas manzanas tan grandes y frescas como las de aquí. Compra una caja de las famosas galletas de canela y jengibre en Dandoy Biscuit, en Butter Street. Si también eres chocolate adicto, Laurent Gerbaud un joven maestro chocolatero, elabora toda clase de sabores extraños, cuya combinación es asombrosa. Otra opción es la tienda de Wittamer y por supuesto los famosos: Marcolini, Heuhaus y Galler.

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El mejor café de la ciudad, en Corica, en Rue Marché con Poulets; donde Harold, sigue tostando un café que despide irresistibles aromas cuando pasas por allí. La Bécasse, se esconde al fondo de un pequeño y oscuro corredor, que más puede parecer la entrada a un antro. Un pub con mesas de banco corrido, y alambiques de cerveza. Va por la 3ª generación sirviendo cervezas Lambic, deliciosamente dulces, que pueden recordar ligeramente a la sidra; en grandes jarras de barro. En, la Fromagerie Langhendries, las más de 300 referencias que reposan en sus estanterías de madera, despiden un penetrante e intenso aroma a queso.

Desde 1928, cervezas de culto en La Mort Subite, toda una institución en la ciudad que ha traspasado fronteras. En las Galeries Saint-Hubert, entra en Delices et Caprice, donde Pierre te permite probar cualquiera de sus 200 tipos de cerveza antes de comprarlas. No dejes de beber la delicada Gueuze, conocida como el champagne de Bruselas.

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Para un buen tentempié, La Mer du Nord, en la plaza Ste Catherine, un Gourmet Fish Bar: Bígaros, croquetas de gambas y mejillones. Al otro lado de la plaza, en el edificio más antiguo de la ciudad, un convento del XV, la Brasserie Jaloa, uno de los mejores restaurantes de pescado; cocina creativa con cuatro opciones de menú.En la Place de la Chapelle, cerca de Rue Haute, una de las calles más antiguas de la ciudad, podemos disfrutar de las famosas patatas fritas belgas. Hace años había un pequeño puesto, Fritkot, prácticamente en cada esquina, hoy, quedaran una veintena como este.

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The Tram Experience, un singular tranvía de 1960, transformado en restaurante para experimentar una cena servida por algunos de los mejores chefs, chocolateros y pasteleros de Bruselas, mientras recorres la ciudad. Comme Chez Soi, probablemente el más reputado, de ambiente elegante y cálido y una cocina sobresaliente por menos de 60€ al mediodía. La Quincaillerie, muy agradable en el distrito Châtelain, cocina de productos orgánicos de su propia granja.
Para dormir: The Dominican Hotel una antigua abadía, en el que disfrutar de sus jardines en el claustro y escuchar canto gregoriano en el ascensor.

Hace tiempo que Bruselas abandonó una falsa reputación de ciudad sombría y gris, revelándose como una urbe llena de vida y arte, capital de Europa, de sobrias pero elegantes casas de piedra, calles empedradas y grandes murales de personajes del comic, como Tintín. La monumental Grand Place, antigua sede de gremios y oficios y una de las plazas más bonitas del mundo, bombea vida y ritmo al resto de la ciudad. Alrededor, encantadoras tiendas de antigüedades, pequeños cafés, e irresistibles maestros chocolateros, cervezas potentes y una gastronomía omnipresente hasta en las placas de la calles: Spice, Butcher, Cheese o Butter Street.

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