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Caballero, haga el favor, póngase un condón
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Zoe Robledo

En la cama con Marita

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Caballero, haga el favor, póngase un condón

¿Qué demonios les ocurre a los hombres con los condones? ¿Acaso necesitan un manual de instrucciones? ¿A qué se debe su aversión a utilizarlos? Lo analizamos en profundidad

Foto: Ante la duda, Marita te explica los cinco pasos para usar un preservativo. (Foto: Alejandro Sonoro)
Ante la duda, Marita te explica los cinco pasos para usar un preservativo. (Foto: Alejandro Sonoro)

¿Cómo es posible que en pleno 2017 las mujeres todavía tengamos que recordarles (¿acaso creen que pensamos que es un descuido y no algo premeditado?) que tienen que tomar precauciones? Porque, querida lectora, ahora que no nos lee nadie, le voy a contar un secreto. Es más: le voy a dar un consejo. Si un hombre se niega a usar preservativo, mi recomendación es la siguiente. Es un verbo. Un imperativo. Váyase. Y no mire atrás, porque el atrás en la cama no funciona, por mucho que aseguren que la marcha atrás la dominan a la perfección. Da igual que él asegure que solo se ha acostado “con gente pija” (a mí me han dicho esta perla) o que afirme haberse acostado con una única mujer en su vida. Porque ni sabes cuánto hay de cierto en esta afirmación, ni conoces el historial de la susodicha, ni, qué demonios, tienes que firmar el tratado de Maastricht para que un hombre acceda a ponerse un preservativo.

¿Que acaso le incomoda? A mí tampoco me gusta llevar sujetador siempre, pero valoro mucho poder correr para coger el autobús sin causar un terremoto en plena urbe. ¿Que por qué no empezáis sin preservativo durante unos minutos y luego, “si ve que tal”, ya se lo pone? Claro, las enfermedades de transmisión sexual (ETS) solo actúan cuando pasan unos minutos concretos. Nunca lo hacen desde el comienzo… ¿No? Oh, wait…

¿Que no sabe cómo se pone bien? Pues a no ser que te vayas a acostar con un prepúber –lo cual sería altamente preocupante y me obligaría a llamar a la policía, y lo cierto es que ando justa de batería–, no tiene razón de ser. No le estás pidiendo que monte una estantería Kallax. No. Le estás pidiendo (¿de verdad es necesario suplicarlo?) que se ponga un maldito condón, no que haga una figurita de origami con dedales.

Por alguna extraña razón, cuando llevamos cierto tiempo viendo al mismo hombre, perdemos el miedo a las ETS. De repente, damos por hecho que esas semanas de 'amor' o de 'sábanas' compartidas van a borrar su historial sexual. Y ¿sabes una cosa? No es así. Si es necesario, para saber que todo está en orden, id juntos a haceros las pruebas. Quizás no es tan romántico como cenar a la luz de las velas, pero la digestión será mucho más fructífera y la cuenta os saldrá más asequible a la larga.

Si es incapaz de ponerse bien un preservativo y por alguna extraña razón tu libido no está ya tan lejos como las clases de educación sexual del imaginario del hombre en cuestión, aquí unas sencillas instrucciones para que sepa cómo se hace.

  1. Coge un condón.
  2. Ábrelo (querida: si llevas las uñas de gel de Aramis Fuster, cuidadito con las uñas. Querido: si tienes los dientes de Nosferatu, nada de abrirlo de un bocado).
  3. Asegúrate de que el condón está por el lado correcto. Lo sé: TIENE UN LADO CORRECTO Y OTRO QUE, POR ENDE, NO LO ES. ¿PERO QUÉ ES ESTO, LA NASA? Pues no, no es la Nasa. Hasta un simio sabría detectar el lado correcto y lleva un segundo.
  4. Exprime la punta del condón antes de ponerlo para que no quede aire al final del mismo.
  5. Enróllalo hacia la base del pene. Es bastante intuitivo. Mucho. Muchísimo. Trust me. Si no se pone el condón en el pene, por cierto, tenemos un problema. Y en este sí que no te puedo ayudar.

En cinco sencillos pasos te ahorras nueve meses de embarazo no deseado, alguna ETS o una enfermedad crónica. Para montar la estantería Kallax has tenido que examinar 32 páginas de dibujos y quebraderos de cabeza. Para poner un condón, hacer cinco gestos. Y querida: si cada gesto va acompañado de un resoplido, recuerda que puedes huir cuando quieras. No es necesario asistir a este maltrato profiláctico.

placeholder 'Antimanual de Autodestrucción Amorosa' (ed. Aguilar), de Marita Alonso, con ilustraciones de Alfonso Casas.
'Antimanual de Autodestrucción Amorosa' (ed. Aguilar), de Marita Alonso, con ilustraciones de Alfonso Casas.

Antimanual de Autodestrucción Amorosa (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.

¿Cómo es posible que en pleno 2017 las mujeres todavía tengamos que recordarles (¿acaso creen que pensamos que es un descuido y no algo premeditado?) que tienen que tomar precauciones? Porque, querida lectora, ahora que no nos lee nadie, le voy a contar un secreto. Es más: le voy a dar un consejo. Si un hombre se niega a usar preservativo, mi recomendación es la siguiente. Es un verbo. Un imperativo. Váyase. Y no mire atrás, porque el atrás en la cama no funciona, por mucho que aseguren que la marcha atrás la dominan a la perfección. Da igual que él asegure que solo se ha acostado “con gente pija” (a mí me han dicho esta perla) o que afirme haberse acostado con una única mujer en su vida. Porque ni sabes cuánto hay de cierto en esta afirmación, ni conoces el historial de la susodicha, ni, qué demonios, tienes que firmar el tratado de Maastricht para que un hombre acceda a ponerse un preservativo.

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