Antonio Sánchez, la taberna de los tres siglos

Feliz Navidad a todos los lectores de El Confidencial desde esta antigua taberna, situada en el corazón del  barrio de Lavapiés, que se fundó en 1830 por el picador apodado 'Colita'.

En 1884 la adquirió Antonio Sánchez, en sociedad con unos parientes oriundos de Valdepeñas. Uno de sus hijos, Antonio, se dedicó al mundo de los toros hasta que las cornadas y un poco de mala suerte le hicieron retirarse en 1929, dedicándose de lleno a la taberna.

Coincidió en esos años con el pintor Ignacio Zuloaga, que mantenía en el local una de sus tertulias e introdujo al diestro en el arte de la pintura. Otro de los personajes que inmortalizaron esta taberna fue el escritor Antonio Díaz-Cañabate, en su libro “Historia de una Taberna”, editado en 1945.

Su propietario era Juan Manuel Priego, que falleció en las navidades del año pasado, pasando su propiedad a su hijo Oscar. Pero ni Juan Manuel (abogado de profesión) ni Oscar (economista) llevan el negocio. Lo delegaron hace más de 30 años en Francisco Cíes, que es el que sabe y ha procurado mantenerlo con toda la autenticidad. Lo conserva tal y como estaba en la época de Antonio Sánchez.

La decoración de la taberna no te deja indiferente. A la derecha de la puerta de entrada está la barra, confeccionada en madera oscura con su frente labrado y su encimera de latón y estaño, frente a ella un banco corrido y unas mesas, alguna de mármol, dispuestas para tomar el vinito de Valdepeñas, de cuyo olor está impregnado todo el local.

Posee dos comedores decorados con cuadros y motivos taurinos, presididos por dos cabezas de toro, una pertenece a Fogoso, el toro con el que Antonio Sánchez tomó la alternativa en 1922, y la otra corresponde a la de la alternativa de una amigo del barrio llamado Vicente Pastor, alias “El Chico de la Blusa”.

Su cocina es española clásica, con  predominio de la madrileña.

Se puede comer de tapas o de raciones. De entrada tiene unos canapés individuales que para abrir boca están muy bien, como las anchoas con tomate, el lacón con brie y alcaparras, el pincho de tortilla española o el montadito de solomillo de cerdo. Las cazuelitas individuales son otra de las posibilidades, las tienen de lentejas, de callos a la madrileña, de cocido madrileño, de olla gitana y para compartir las raciones, que son más abundantes, de jamón ibérico, huevos estrellados, tortilla de San Isidro, morcilla a las pasas, croquetas, caracoles y algunas más. Estas se pueden tomar en la barra o en las mesitas anexas a ella.

En el comedor, la carta se compone de entradas, frías o calientes, sopas o cremas, pescado carne y postres. Para no extenderme mucho, de frías, las ensaladas de bonito, de langostinos, de pimientos, ahumados, endivias con roquefort. De calientes, cocido, olla gitana, huevos estrellaos y verduras de temporada.

Las sopas de ajo, la de cocido, la crema de calabaza y el gazpacho en verano.

De pescado, los chipirones en su tinta con arroz blanco, el bonito encebollado, el bacalao, el emperador a la plancha, el cazón en adobo y la merluza.

De carne, los callos a la madrileña, la morcilla a las pasas, el rabo de toro, el morcillo de buey al horno, las chuletillas de cordero y algunas cosillas más.

Y para postre el arroz con leche, las torrijas, el flan casero, las natillas y la cuajada.

La bodega es más bien escasa, el vino de la casa es Valdepeñas y se sirve en la frasca, como Dios manda.

Precio medio: 30 €
Mesón de Paredes, 13 – Madrid
Teléfono: 91 539 78 26
Cerrado domingos noche y lunes todo el día