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Casa Pedro, un pedazo de nuestra historia culinaria en Madrid
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Casa Pedro, un pedazo de nuestra historia culinaria en Madrid

Comenzó llamándose “Casa de la Pascuala” en 1702 y su fundador fue Pedro Guiñales, que puso el nombre de su mujer a la fonda y casa

Foto: Imagen del interior del restaurante 'Casa Pedro' de Madrid (Miguel Casas)
Imagen del interior del restaurante 'Casa Pedro' de Madrid (Miguel Casas)

Comenzó llamándose “Casa de la Pascuala” en 1702 y su fundador fue Pedro Guiñales, que puso el nombre de su mujer a la fonda y casa de postas que estaba situada en el antiguo camino de Irún, en el pueblo de Fuencarral. En 1825, su descendiente Juan Guiñales decidió cambiar el nombre del establecimiento por el de su mujer y lo rebautizó como “Casa de la Silvestra”, consolidándose como parada obligada de los viajeros y lugar muy frecuentado por los madrileños durante los fines de semana, para comer un buen asado y platos de caza.

Desde 1950 se anexionó a Madrid y es un barrio cada vez más céntrico, que ha sufrido una gran transformación y más cuando se desarrolle el complejo de la Operación Chamartín, que le toca de lleno. Su propietario es tataranieto del fundador, hijo de Silvestra y se llama también Pedro Guiñales, lo lleva desde 1940, cambiándole el nombre por “Casa Pedro”, que es el que tiene actualmente. El actual responsable es otro Pedro Guiñales que se esfuerza en mantenerlo de tal forma, que hace que los clientes se trasladen en el tiempo a la época de su fundación.

Plato de caracoles de 'Casa Pedro (Miguel Casas)Con un poco de imaginación se pueden ver las caballerías atadas a los aros de hierro, en vez de los coches aparcados. De esta época quedan dos edificaciones singulares que son una joya: la Casa Grande y Casa Pedro, ambas situadas en la misma calle.

En la fachada de Casa Pedro llama la atención el escudo de armas, propio de las casas de postas. Se accede al local a través de una puerta de dos hojas de madera que comunica con la barra del bar. La pared que se encuentra frente a la barra está cubierta con azulejos serigrafiados de algunos de los personajes públicos que han pasado por allí, desde su Majestad el Rey, a conocidas figuras del cine, de los toros y las bellas artes.

Su decoración es rústica y está muy cuidada en sus varios salones. Sus paredes son de ladrillo visto y los techos con vigas de madera. Destaca la zona abovedada, muy típica por cierto en la arquitectura castellana.

La cocina es pura castellana, con platos típicos madrileños como los huevos a la flamenca, el revuelto de pisto y morcilla, los huevos fritos con jamón ibérico, las manitas de cordero, los sesos de cordero a la plancha, las mollejas de cordero escabechadas y los guisos de temporada.

Comenzó llamándose “Casa de la Pascuala” en 1702 y su fundador fue Pedro Guiñales, que puso el nombre de su mujer a la fonda y casa de postas que estaba situada en el antiguo camino de Irún, en el pueblo de Fuencarral. En 1825, su descendiente Juan Guiñales decidió cambiar el nombre del establecimiento por el de su mujer y lo rebautizó como “Casa de la Silvestra”, consolidándose como parada obligada de los viajeros y lugar muy frecuentado por los madrileños durante los fines de semana, para comer un buen asado y platos de caza.

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