Es noticia
Menú
Santander, la novia del mar
  1. Estilo
  2. La mochila de Kike Sarasola
Kike Sarasola

La mochila de Kike Sarasola

Por

Santander, la novia del mar

Empieza el buen tiempo y con él todos empezamos a pensar en ¡la playa! A partir de mayo una escapada de fin de semana a Santander

Foto: Santander, la novia del mar
Santander, la novia del mar

Empieza el buen tiempo y con él todos empezamos a pensar en ¡la playa! A partir de mayo una escapada de fin de semana a Santander puede ser más que apetecible, aunque la mejor época del año son los meses de julio y agosto, en los que la oferta cultural y de ocio de la ciudad es de lo mejorcito de España.

Para llegar allí os recomiendo el avión. Desde Madrid se tardan 45 minutos y ahora hay ofertas muy económicas con Ryanair e Iberia, aunque el acceso por carretera y en tren tampoco está mal.

 

Durante muchos años, cuando era un adolescente, recuerdo que íbamos con mis padres desde San Sebastián a Santander durante el verano para participar en el concurso hípico del Palacio de la Magdalena. ¡Cómo recuerdo aquellos veranos! Santander tiene un aire señorial que se remonta a la época de Alfonso XIII, quien escogió la ciudad como lugar de veraneo. De esta época es el Casino, el Hotel Real o la Magdalena.

placeholder

Aterrizamos en Parayas y ¡hace un buen día! Como el (buen) tiempo no está (para nada) garantizado no vamos a perder ¡ni un minuto! La oferta hotelera de la ciudad es muy amplia y hay opciones para todos los gustos y bolsillos. Para hacer mil planes en tres días, el Hotel Central es un tres estrellas con la ubicación perfecta (pssst, la habitación 602-603 tiene una terraza con unas vistas de la bahía ¡espectaculares!).

Tardamos un minuto andando en llegar al Paseo Marítimo y compramos por un poco más de 3 euros los billetes para montarnos en la pedreñera, una lancha roja que une Santander con los pueblos de Pedreña y Somo. Nosotros nos vamos a Somo. Hay 14 lanchas con servicio continuo, así que no te preocupes si llegas al embarcadero y la pedreñera se ha ido. Instalamos las toallas en Somo y nos vamos a dar un paseo (por cierto, cuidado con las toallas y la marea, que aquí sube y baja unos cuantos metros bastante rápido. Dejadla lejos de la orilla,).

El paseo lo empezamos en la playa de Loredo y termina en la del Puntal. Este conjunto forma una lengua de cuatro kilómetros de arena finísima que se mete en la bahía. De un lado vemos la ciudad y del otro la montaña. Sencillamente espectacular. Después del paseazo si os queda energía podéis dar una clase de surf o kitesurf en la Escuela de Somo. En la zona de las Quebrantas se pueden coger olas de hasta 6 metros.

Con tanto paseo, baños y surf hay que reponer fuerzas. A pie de playa, en Somo hay bastantes bares pero nosotros vamos al chiringuito de El Puntal (aviso: sólo abre en verano) donde todo está fresco y buenísimo. Os recomiendo las almejas, las rabas, el bonito, los maganos en su tinta o el pescado del día, que nunca falla. Fidel y Crisanto, que regentan el establecimiento,  están en todo.

Después de una opípara comida toca siesta, pero los inquietos como yo que no consigan quedarse dormidos disfrutarán contemplando la bahía, las velas y los spinnakers de colores, los surferos... todo acompañado por el ruido de las olas, que por estas tierras andan siempre rugiendo. Congelo este momento. Estoy en el paraíso. La última pedreñera sale de vuelta a las ocho de la tarde, pero antes da tiempo a visitar el hotel Torres de Somo (942 510052) que está a unos 300 metros de la playa y al cual se accede por un sendero de arena escondido en un bosque de pinos. El edificio está bien restaurado y es un sitio perfecto para desestresarse. Merece la pena el paseo para verlo.

Ya de vuelta en la ciudad, y tras una ducha rápida, podemos pasar a ver una exposición en la Fundación Botín (942 22 60 72) y después dar un paseo por la Plaza de Pombo, una de las más emblemáticas de la ciudad. De ahí salimos a recorrer el Paseo de Pereda, más conocido entre los santanderinos como El Muelle ya que en el XIX estos eran muelles mercantiles de navieros y comerciantes. Esta es la vía más céntrica de la ciudad y permanece intacta, ya que no le afectó el incendio de 1941 que destruyó la ciudad. En ella encontramos una hilera de soberbios edificios que datan entre el siglo XVIII y principios del XX, entre los que destaca la sede del Banco Santander.

En este enlace, más imágenes espectaculares de Santander realizadas por Fernando Baños

Llega la hora de cenar y la oferta gastronómica de Santander es muy amplia, aunque os recomiendo pescado. La primera noche en la ciudad podemos ir a La Bombi (942 21 30 28), inmejorable calidad y servicio el que dan Boni y César. Otra opción a pocos metros es el clásico Bar del Puerto (942 213 001), con excelente pescado y marisco. Lasal (942 21 46 46) y La Posada del Mar (942 213023) también están fenomenal. Estos cuatro sitios están a un minuto andando los unos de los otros y todos suelen estar hasta la bandera. Todos son tirando a caros, pero la calidad justifica el precio. También resulta muy recomendable El Marucho (942 273 007) donde no se reserva y es muy pequeño, así que paciencia.

Después de cenar nos vamos a la Plaza de Cañadío a tomar una copa. Si vas en verano, la Plaza estará llena a rebosar de público muy mezclado. Hay que hacer parada en El Blues y en El Ventilador, ambos dos clásicos que no pasan de moda de verano en verano. También es muy recomendable El Rubicón (calle del Sol) donde Moncho pone unos mojitos de escándalo. También son muy buenos los de Pacheco en La Bodeguita de Santander.

Santander es una ciudad alargada y tiene algunas de las playas más bonitas del Cantábrico. Empezamos el recorrido en Puertochico, donde tenéis que ver la escultura de José Cobo dedicada a los raqueros y el Club Marítimo. Desde aquí damos un paseo en dirección al Sardinero, y la primera parada no tarda mucho en llegar: el Palacio de Festivales de Cantabria de Sáenz de Oiza. La acústica es espectacular, y si vais en agosto os aconsejo que asistáis a alguno de los espectáculos del Festival Internacional de Santander: de lo mejor de España.

A la altura de la entrada principal del Palacio podemos alquilar una de las bicicletas que el Ayuntamiento ofrece por toda la ciudad, aunque la opción de ir andando y parando a lo largo del Paseo de Reina Victoria tampoco hay que descartarla. Desde San Martín hasta la curva de la Magdalena dejamos a la izquierda una hilera de chalés de distintos estilos y a la derecha vemos la bahía y las playas de Los Peligros y de La Magdalena. A la altura del promontorio hay una vista muy bonita del Hotel Real (tenéis que probar la talasoterapia del Real 942 272550).

Llegada la curva de la Magdalena tenemos dos opciones: bajar a conocer el Palacio del mismo nombre (el que no quiera andar puede montarse en el Magdalena, un pequeño tren que da la vuelta a la península) o directamente tirar hacia las playas más famosas de la ciudad: La Concha, la Primera y la Segunda, que en conjunto forman el Sardinero. A mí me gusta ir a la Primera, donde además de un bañazo de ola puedes dar unas clases de surf con Marian y Chore en Black Ball (942 29 01 63). ¿Sabías que en esta playa se practicó el surf por primera vez en España en los años sesenta?

placeholder

Para comer hay muchas opciones en el Sardinero, porque es la zona más turística de la ciudad. Os recomiendo una hamburguesa en el Caribe (942273067), algo típico cántabro en La Cañía o la pizzería La Sole (942 035 892). Estos os van a gustar seguro, pero El Sardi está lleno de sitios. Seguimos nuestro paseo por el Sardinero y llegamos hasta el Chiqui, al final de la playa del Sardinero. Ahí subimos unas escaleras que bordean el Campo de Golf de Mataleñas que además de ser uno de los más bonitos de España es municipal; así que el que quiera puede entrar a dar unas bolas, pero yo prefiero seguir de camino a la siguiente playa que es, si cabe, todavía más espectacular que las anteriores.

Encajonada entre Cabo Menor y Cabo Mayor está la playa de Mataleñas (ah, recuerda que hay que bajar… y subir 160 peldaños) pero el baño y un rato jugando a las palas (que junto a los bolos es el deporte montañés por excelencia) merece el esfuerzo. Este sitio precioso se ha librado, gracias a Dios, del vandalismo urbanístico, y una tarde en este lugar es como estar en el paraíso. Seguimos ruta al Faro de Cabo Mayor, que preside la entrada a la ciudad. Os recomiendo que os asoméis por la barandilla a ver los acantilados. Da un poco de yuyu pero es muy bonito. Aquí arriba tenemos otras dos opciones de parada: unas rabas en el Bar del Faro o en el Hipódromo (942 393 072).

Aunque no es muy grande, como Santander es muy alargada y está llena de cuestas tiene un servicio de autobús estupendo y si estáis cansados de la bici o de andar es una buena alternativa.

Nos vamos a cenar a la zona de la lonja, que es como un pueblo de pescadores en la ciudad: el Barrio Pesquero. El sitio más típico es Los Peñucas, donde se come fenomenal y ya no sales con olor a sardinas, como antes, porque han acondicionado los locales. También son muy recomendables La Gaviota y El Vibero. Disfruta del ambiente, de los olores, del ruido… ir al Pesquero es como estar en medio de la lonja a plena actividad.

 

Después de la cena nos vamos al Río de la Pila a tomar copas. Os recomiendo el Drink Club (sitio de copas más emblemático de la ciudad); 1.900; La Pila; La Bisagra y La Tienduca. Si queréis ambiente gay están El Dragón (942 03 00 60) y el Cool. ¡Ah! y si quieres un final house… vete a El Montreal hasta las 6 de la mañana. Tanto si acabas pronto como tarde… hay una parada obligada después de una noche de marcha en Santander: la mítica chocolatería Aliva (942 222049), que es como San Ginés en Madrid y el chocolate está buenísimo. Santander, por algo te llaman novia del mar. Atrapas poco a poco y cuando llega el momento de irse porque ¡perdemos el vuelo! uno no quiere decir “adiós” sino “hasta pronto” a la tierruca.

Tiendas curiosas:

Fernando Baños- Daoiz y Velarde, 7. En el estudio de Fernando puedes hacerte y comprar las fotos más bonitas de la ciudad.

Godofredo- Paseo de la Pereda, 31. Compra un chubasquero, catiuscas, artículos de pesca, clases y material de buceo.

Máximo Gómez- Paseo Pereda 07-08. No te puedes ir de Santander sin unos sobaos, quesadas o sin probar los mejores emparedados del mundo.

Cromoduro- Castelar 1. José Piris tiene una tienda de muebles de diseño bien escogidos. Sólo la visita a la tienda merece la pena.

Galería Siboney- Castelar 7. Galería de arte contemporáneo que suele tener bastante éxito en Arco.

Galería Juan Silió- 942216257. También tiene una buena selección de arte contemporáneo.

Imágenes cortesía de Fernando Baños.

Empieza el buen tiempo y con él todos empezamos a pensar en ¡la playa! A partir de mayo una escapada de fin de semana a Santander puede ser más que apetecible, aunque la mejor época del año son los meses de julio y agosto, en los que la oferta cultural y de ocio de la ciudad es de lo mejorcito de España.