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Los Gastrogatos

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La ruta del desayuno en Madrid

Nos gusta husmear desde primera hora entre alguna de las muchas opciones que existen en Madrid para comenzar la jornada con un opíparo desayuno.

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Pensar que los Gastrogastos sólo sacian sus inquietudes culinarias a la hora de la comida o de la cena es conocernos poco. Nos gusta husmear desde primera hora de la mañana, pensar en cuál va a ser el plan del día, dónde encontraremos nuestros productos fetiche o cómo venceremos a ese ingrato sistema de reservas que nos dice que es imposible conseguir mesa durante este año en algunos de nuestros restaurantes favoritos. Para eso, nada mejor que comenzar una jornada (festiva, preferentemente) en alguna de las muchas opciones que existen en Madrid para empezar la jornada con un opíparo desayuno.

La lista puede ser muy extensa y en esta nuestra primera incursión en estas lides pretendemos establecer una clasificación por tipología y hacer referencia a los representantes a nuestro juicio más destacados, en cada uno de los epígrafes:

Clásicos

Nos sigue pareciendo imbatible la propuesta de San Ginés (Pasadizo de San Ginés 5), con sus churros impecablemente fritos en aceite siempre limpio. Si además los acompañamos de un más que aceptable chocolate, la propuesta es redonda…siempre que logremos hacernos un hueco ya que la tradición y aparecer en cualquier guía de viajes que se precie, lo convierte en un punto de peregrinación masiva.

Desayuno salado

Sí, algunos Gastrogatos prefieren sustituir la mantequilla por el aceite de oliva o la bollería fina por los mejores embutidos y no es infrecuente encontrarles acodados en la barra de La Garriga (preferentemente el original y minúsculo local del Paseo de la Castellana 153, frente al de Serrano 93). El numeroso púbico fiel da (damos) cuenta de chapatas de paleta ibérica, de butifarra blanca, de la primera ración de croquetas del día e incluso de unos canelones. Además, imposible resistirse al bien surtido mostrador de venta al público por lo que en este local de culto, matamos dos pájaros de un tiro.

La hora del Brunch

Este 'almuerzo' anglosajón de (aún) escasa tradición entre nosotros no ha estado excesivamente bien representado por propuestas de calidad en la Capital. Unos pocos sitios y sobre todo, la propuesta que se encuentra en alguno de los hoteles de campanillas son la excepción a la regla. En este caso el Hotel Ritz (Plaza de la Lealtad 5) tiene a nuestro juicio la mejor propuesta, con un brunch 'progresivo' que va evolucionando desde la hora del desayuno con la irrupción de algunos platos como los ahumados, las ensaladas de todo tipo, los makis y sashimis e incluso, los arroces. Sin embargo, estas propuestas no nos llevarían a destacarlo en cabeza de la clasificación si no fuera porque, bien entrado el mediodía, aparece en sala un canónico solomillo Wellington que es trinchado diligentemente a la vista del comensal. Impecable y rara avis.

Croissants y bollería

Igual que destacamos la aún reducida oferta para degustar un buen brunch, la evolución que hemos vivido en la capital a la hora de contar con una oferta de calidad en panes y bollería ha sido verdaderamente espectacular. Sólo este punto daría para un listado ad hoc y en este caso resaltamos uno de los primeros representantes, Pomme Sucré (Barquillo 49), que ha logrado sobrevivir (no todos lo han hecho) sin bajar un ápice de calidad y servir una bollería sobresaliente. Especialmente el inmaculado croissant de mantequilla que es posible probar en alguna de las mesitas del minúsculo local o llevarlo a casa junto con alguna otra golosina a la que es difícil resistirse.

El multiusos

Miguel Arias es uno de los empresarios gastronómicos más inteligentes de este país y prueba de ello es el éxito perdurable de alguno de sus restaurantes en Palma de Mallorca o Madrid. Pues bien, cuando hablamos de propuestas más informales, versátiles y de amplio horario de apertura, Café Pino (Estafeta 2, Urbanización La Moraleja) nos permite comenzar la jornada con unos simples molletes a la plancha o si el hambre aprieta y la jornada no ha comenzado tan temprano como pretendíamos, dar cuenta de algunas buenas pizzas, un pincho de tortilla o una ración de ensaladilla.

La mención de honor

No, no corran mañana por la mañana a acodarse en el ZJ (Víctor Andrés Belaunde 2) ya que su propietario, Zacarías, decidió que 41 años de abrir 24 horas al día (bueno, de cara al público sólo 22 ya que no había clientes entre las 3 y las 5 de la mañana) era más que suficiente y nos privó hace unos meses de las mejores empanadillas de Madrid, unas croquetas XL, o el impecable pincho de solomillo en pan negro, algo que muchos hemos degustado a horas intempestivas bien por alargar una jornada más de lo normal o comenzarla más pronto de lo deseable. Sin embargo, el motivo de mencionarlo es que, pese el cierre, unos nuevos propietarios están acometiendo una profunda reforma al local y llamando a todos los proveedores que Zacarías les ha dejado convenientemente documentados por lo que antes de final de año, esperamos que la nueva propuesta no se aleje mucho del original.

Pensar que los Gastrogastos sólo sacian sus inquietudes culinarias a la hora de la comida o de la cena es conocernos poco. Nos gusta husmear desde primera hora de la mañana, pensar en cuál va a ser el plan del día, dónde encontraremos nuestros productos fetiche o cómo venceremos a ese ingrato sistema de reservas que nos dice que es imposible conseguir mesa durante este año en algunos de nuestros restaurantes favoritos. Para eso, nada mejor que comenzar una jornada (festiva, preferentemente) en alguna de las muchas opciones que existen en Madrid para empezar la jornada con un opíparo desayuno.

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