Es noticia
Menú
Mannix, 5 generaciones perfeccionando el asado
  1. Gastronomía
  2. Los Gastrogatos
Gato Jac

Los Gastrogatos

Por

Mannix, 5 generaciones perfeccionando el asado

Marco Antonio García, quinta generación de mesoneros apasionados de su trabajo, nos deleita con el que quizás sea uno de los tres mejores asados de cordero que podemos probar

Foto: Lechazo asado
Lechazo asado

Si hacemos caso a Delibes, el mejor asado castellano queda comprendido en un triángulo imaginario delimitado por Aranda de Duero, Roa y Peñafiel. Quizás atraídos por la fama, podamos encontrar allí propuestas de calidad, pero también muchos asadores de segunda que actúan más como reclamo turístico que como sitios que merezca la pena visitar. En este caso preferimos salirnos de las fronteras imaginarias marcadas por ese triángulo hasta llegar a Campaspero (Valladolid).

En pleno centro del pueblo, Marco Antonio García, tipo peculiar donde los haya (una charla con él sobre gastronomía no tiene desperdicio), quinta generación de mesoneros y apasionado de su trabajo, nos deleita con el que quizásea uno de los tres mejores asados de cordero que podamos encontrar en lugar alguno de la geografía nacional (ya daremos pistas de los otros dos…).

Lo primero que llama la atención es el nombre, bizarro para un asador cuyo origen se debe a un personaje de una serie norteamericana de televisión de los años sesenta. No acaban ahí las sorpresas, ya que la inmensa sala, de personal inspiración barroca, parece más un salón de bodas popular que la élite de los mesones castellanos. Afortunadamente, los exotismos quedan reducidos al ámbito estético.

Aunque la carta es razonablemente amplia, conviene no distraerse mucho de la propuesta principal. Una buena morcilla, unas simples mollejas o unas notables croquetas, servidas con profusión, son más que suficientes para entrar en calor. Raciones abundantes y presentaciones 'modernillas', con platos de pizarra que han sustituido últimamente a la rotunda loza blanca o las cazuelas de barro sin más motivo que refrescar (innecesariamente) la puesta en escena.

Tras entrar en calor con los aperitivos, llega a la mesa el motivo de la visita; unos cuartos (siempre delanteros) de cordero lechal de raza churra, preparados magistralmente en uno de los treshornos de leña que presiden la cocina y que son sacados en su justo punto en cantidades que han llegado a superar el centenar en un solo servicio (como anécdota, nos contaba el propio Marco Antonio que a comienzos de este mes de agosto batieron su propio récord; 114 cuartos en una jornada). Merece la pena contemplar la simplicidad de la infraestructura. Los tres hornos de leña son magistralmente gestionados con la simple ayuda de un foco halógeno que permite observar el avance de los asados en el interior de los hornos (aunque no es necesario ya que, como nos comentaban, por el sonido de la piel al dorarse son capaces de reconocer el punto de cocción de cada pieza) y una pala de acero y madera con más de 30 años de vida, que más parece una extensión de las manos del maestro asador.

La regularidad es apabullante, carne que se deshace, piel crujiente, el jugo del propio asado… Aunque un cuarto es más que suficiente para dos personas, Marco Antonio sabe que algunos comensales no se conforman con eso y es posible que haya metido al horno algún cuarto más con el que hacer un bis. Si tienen hambre, este es el mejor postre posible, a pesar de que en la carta existe un buen número de opciones, con profusión de helados (interesante el de achicoria), sorbetes y tartas que nos parecieron en exceso dulces y recargados.

La carta de vinos, enormemente clásica (riojas y riberas), cuenta con un buen número de referencias, y además, precios sensatos que permiten acompañar con corrección la propuesta gastronómica.

El servicioes amable y eficaz, y gestiona de manera magistral un comedor que en hora punta cuenta con cientos de comensales venidos de Madrid, la vecina Valladolid e incluso del extranjero atraídos por la merecida fama del local.

Si no tienen plan para el fin de semana, no lo duden. Llamen con la suficiente antelación, reserven los cuartos necesarios y prepárense a pasar una jornada memorable.

Mannix.Calle de Felipe II, 30.Campaspero, Valladolid. Tlfno:983 69 80 18.

Calificaciones

Si hacemos caso a Delibes, el mejor asado castellano queda comprendido en un triángulo imaginario delimitado por Aranda de Duero, Roa y Peñafiel. Quizás atraídos por la fama, podamos encontrar allí propuestas de calidad, pero también muchos asadores de segunda que actúan más como reclamo turístico que como sitios que merezca la pena visitar. En este caso preferimos salirnos de las fronteras imaginarias marcadas por ese triángulo hasta llegar a Campaspero (Valladolid).

El redactor recomienda