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Narru, la mejor relación calidad-precio en San Sebastián
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Narru, la mejor relación calidad-precio en San Sebastián

En una ciudad donde el nivel de sus restaurantes supera la media de otras ciudades, el hecho de que consideremos que Narru es la mejor opción en relación calidad-precio dice mucho a su favor

Foto: Íñigo Peña
Íñigo Peña

San Sebastián es plaza fuerte gastronómicamente hablando. Cualquiera la asocia al buen comer, hecho ampliamente justificado. Su oferta abarca todo el espectro y desde el bar de pinchos más sencillo al restaurante más sofisticado, la calidad está indisolublemente asociada a la misma.Y aunque no sea oro todo lo que reluce (solo habría que mirar con ojo mínimamente crítico lo que pasa en temporada alta con muchos de sus afamados pinchos), quien allí acude sabe que, casi sin proponérselo, saldrá más que satisfecho.

Los nombres de sus restaurantes más famosos, elevados al Olimpo por Michelin, atraen a turistas gastronómicos de todo el planeta. Sus bares, sidrerías, asadores y demás establecimientos dedicados a tan placentero disfrute concitan el interés de un público ecléctico capaz de encontrar, en función de supoder adquisitivo, un número más que suficiente de lugares de su gusto. Pero, precisamente por eso, abrirse camino y consolidarse con tan feroz competencia no es tarea fácil. Y menos aún para esos restaurantes que podríamos denominar de 'clase media' que quedan alejados de los focos mediáticos de los grandes y de la popularidad y accesibilidad de los más inmediatos.

En esa franja encontramos un buen puñado de ellos que serían, fuera de tan brillante entorno, elevados a la más alta consideración allá donde se ubicaran, pero aquí, en cambio, corren el riesgo de pasar desapercibidos, no para el público local medianamente ilustrado (avezado en estas lides), pero sí para el viajero ocasional que maneja una información más generalista.

Una joven generación de cocineros vascos que garantiza, Dios quiera que dentro de muchos años todavía, el relevo de aquella que puso en el mapa mundial a las gastronomías vasca y española, se abre camino con una oferta que busca el equilibrio entre una cocina tradicional modernizada, apoyada en un producto único que no hay que buscar muy lejos, con una técnica y presentaciones contenidas, libres de determinados excesos tan en boga hoy en día, a unos precios equilibrados que capten la atención de una clientela que busca su acomodo entre los dos extremos señalados.

Xabier Díez y Aizpea Oihaneder en Xarma, Daniel López en Kokotxa, Rubén Trincado en El Mirador de Ulía, e Íñigo Peña en Narru son, sin duda, los mejores representantes de esta generación en la capital guipuzcoana.

Tiempo habrá de hablar de todos ellos, tan parecidos en sus planteamientos y tan diferentes en sus ejecuciones, dado el enorme interés que merecidamente suscitan, pero hoy queremos centrarnos en el que para este modesto cronista ofrece la mejor relación precio-calidad de la ciudad: Narru.

Tras un brillante inicio en un pequeño local del barrio de Gros, donde un incómodo restaurante en el sótano servía de complemento a una barra de pinchos que por la calidad y originalidadde su oferta pronto se convirtió en un referente para el exigente aficionado local, Íñigo y su equipo se trasladaron al mismísimo paseo de la Concha para ocupar, también en dos alturas, los bajos del hotel Niza, repitiendo el formato anterior: bar de pinchos en la planta superior, con terraza incluida, donde también poder disfrutar de una copa con la bahía de la Concha como testigo; y restaurante en la planta de abajo, donde una agradable decoración y distribución de espacios suple con creces la ubicación en un semisótano.

La cocina de Íñigo Peña se caracteriza por su respeto absoluto al mejor producto disponible tratado con mimo en cuidadas preparaciones marcadas por la sencillez, unos puntos de cocción impecables y, sobre todo, por un gusto refinado; desprovista de ingredientes y efectismos innecesarios, para conformar una carta no muy extensa pero enormemente atractiva, donde resulta muy difícil descartar entre unas opciones apetecibles sin excepción.

Entre los entrantes, su arroz meloso de crustáceos y chipirón con costra, con gamba de Palamós y aliño de arbequina es todo un clásico imprescindible, pero no se pierdan, en temporada, sus verduras, el ravioli de setascon fondo de hongos, u otros platos como su ensalada de tomate rafcon pimiento morrón y ventresca.

Las almejas a la plancha, los mejillones salteadoso la gamba rojason claros exponentes de esa cocina sencilla y respetuosa con el producto que solo busca sacar lo mejor de él con un simple golpe de calor. Los pescados son tratados con esa misma delicadeza y representan una parte indispensable de la oferta de la casa. Las cocochas de merluza (etéreamente rebozadas, en salsa verde o confitadas) o los lomos de salmonete asados sobre arroz marinero y pilpil de sus espinas y cabezano deben faltar en ninguna comanda, como alternativas, por ejemplo,a una merluza en salsa verde con almejas que nos recuerda que algunas recetas son eternas.

Entre las carnes, el secreto ibérico con mostaza y manzana, el cordero lechal a baja temperatura o el solomillo con terrina de patata y tocineta ibéricaofrecen una excelente alternativa a otro clásico inmutable: los callos y morros guisados a la manera tradicional, inevitable tentación para los más valientes.

Los postres mantienen el tipo y ponen de manifiesto la formación de alta escuela de Íñigo. La omnipresente torrija recupera aquí la receta de quien la puso de moda hace ya muchos años (el gran Martín Berasategui), en un pan de brioche de mantequilla, crema y helado de café. La tarta fina de manzana con helado de leche y el pastel cremoso de chocolate ponen el contrapunto clásico a la crema espumosa de coco, compota de piña y mango con crujiente de avellana, para redondear una comida difícil de superar, a un precio que les dejará sorprendidos. Nunca tanto costó tan poco.

Por poner una pega, nos parece que la carta de vinos necesitaría una revisión. La oferta incluye denominaciones interesantes y muestra inquietud a la hora de buscarlas, siempre dentro de unos precios que se adapten al del cubierto medio, pero creemos que en el segmento ofertado se pueden encontrar etiquetas más atractivas.

Un servicio joven, cercano y profesionalcompleta una de las mejores ofertas de la ciudad. Y hablando de San Sebastián, eso significa mucho.

NARRU. C/ Zubieta, 56. Paseode la Concha s/n. San Sebastián. Tfno: 943 423 349.

Calificaciones

San Sebastián es plaza fuerte gastronómicamente hablando. Cualquiera la asocia al buen comer, hecho ampliamente justificado. Su oferta abarca todo el espectro y desde el bar de pinchos más sencillo al restaurante más sofisticado, la calidad está indisolublemente asociada a la misma.Y aunque no sea oro todo lo que reluce (solo habría que mirar con ojo mínimamente crítico lo que pasa en temporada alta con muchos de sus afamados pinchos), quien allí acude sabe que, casi sin proponérselo, saldrá más que satisfecho.

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