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Por fin una alegría para la duquesa
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Por fin una alegría para la duquesa

Dice un refrán que las desgracias nunca vienen solas. No sabemos si la duquesa de Alba es muy aficionada a la sabiduría popular en forma de

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Por fin una alegría para la duquesa

Dice un refrán que las desgracias nunca vienen solas. No sabemos si la duquesa de Alba es muy aficionada a la sabiduría popular en forma de pareados o chascarrillos, pero seguro que sabe a lo que nos referimos. A veces, cuando surge un problema familiar no nos da tiempo a reaccionar y ya tenemos el siguiente disgusto encima, y así sucesivamente. Lo que se llama una mala racha, vamos.

Cayetana lleva algún tiempo subida a una de estas olas complicadas de sortear. Primero, el anuncio de la separación de su hijo Cayetano y Genoveva Casanova. Luego, los continuos encontronazos de éste con la prensa y el interés de alguna ex concursante de un ‘reality’ por rebuscar en la basura de los Alba. También el fallecimiento de Cari, un perro callejero que era una de sus mascotas favoritas y para terminar, como ella misma declaró en directo, el fin de ‘Aquí hay tomate’.

Por suerte, no todo son negros nubarrones en la vida de la mujer con más títulos de España. La duquesa parece recuperarse de las afecciones que tanto la perjudican en la espalda, y no sólo eso: parece que en su familia también empiezan a darle buenas noticias.

La buena nueva ha llegado de la mano de su hijo Alfonso Martínez de Irujo, segundo de sus vástagos y divorciado de Maria de Hohenlohe. El más pequeño de los hijos de la pareja, Javier, se casa. Fue en 2005 cuando la Casa de Alba celebró su última boda, la de Cayetano y Genoveva.

Tras tres años (y el fracaso de este último enlace), Cayetana sueña ya con volver a ponerse guapa para ir de boda. Es el primero de sus nietos que contrae matrimonio, y lo hace con Inés Domecq, hija de Humberto Domecq y María Jesús Fernández Govantes. Será en septiembre y en Jerez donde los dos jóvenes se den el ‘sí quiero’. Cayetana, por supuesto, irá de mantilla.

Dice un refrán que las desgracias nunca vienen solas. No sabemos si la duquesa de Alba es muy aficionada a la sabiduría popular en forma de pareados o chascarrillos, pero seguro que sabe a lo que nos referimos. A veces, cuando surge un problema familiar no nos da tiempo a reaccionar y ya tenemos el siguiente disgusto encima, y así sucesivamente. Lo que se llama una mala racha, vamos.