Los autógrafos de De la Iglesia como ex presidente y otras anécdotas de los Goya

La noche de los Goya empezaba complicada. Y terminó repleta de anécdotas. Por ejemplo, las invitadas que optaron por un vestido con cola se empaparon literalmente al salir del coche oficial que las llevaba lo más cerca posible de la carpa instalada en la misma plaza de Oriente. Llovía  a mares, pero no les importaba, porque los fotógrafos estaban al acecho de cualquier gesto inapropiado. Ya dentro del Teatro Real, alguna como Olivia Molina sufrió percances de mayor gravedad con el vestido.

A la actriz de Física o Química, que llevaba un vintage de Paco Rabanne, se le desgarró un poco la gran abertura que tenía en un lado, pero lo solucionó pronto: una aguja obró el milagro y pudo cumplir con sus funciones encima del escenario. Cabe recordar la situación similar que vivió Penélope Cruz durante los Oscar de 2007. La actriz tenía pensado llevar un Dior cuando vistiéndose se le rompió la cremallera. Terminó optando por un Versace, que la coronó como una de las mejor vestidas, aunque muchos se preguntaron desde cuándo un vestido de Alta Costura lleva cremallera.

Los chascarrillos seguían sucediéndose durante la 25 edición de los Goya, marcada por la tensión entre Ángeles González Sinde y Álex de la Iglesia. Durante el ensayo general, el encargado de suplantar la identidad del ganador del Goya a la mejor interpretación masculina, categoría en la que estaba nominado Javier Bardem, dedicó, entre risas, el ‘Goya’ a su hijo 'Paquito'. Toda una alusión a la incógnita que rodea al nacimiento del primer hijo del actor de Biutiful y Penélope Cruz. El estilismo de Pilar Bardem también llamó la atención por lo informal. ¿Se compraría la blusa en El Corte Inglés como cuando decidió acompañar a su hijo a los Oscar?

Una de las cosas que más sorprendió fue la salida del actor Mario Casas del Teatro Real. No lo hizo acompañado de Blanca Suárez, ni tan siquiera de María Valverde, sino junto a una mujer desconocida. Por suerte para él, el mal tiempo le permitió escabullirse de los periodistas sin tener que hacer declaraciones al respecto.

De la Iglesia protagonizó una de las situaciones más dispares de la jornada. Durante la pre-fiesta, que todos los años organiza Moët Chandon, el director tuvo que firmar una botella del conocido champagne francés y lo hizo en calidad de ex presidente de la Academia, lo que levantó los comentarios entre el resto de invitados. La caras de desasosiego que ponía la ministra de Sanidad Leire Pajín o Icíar Bollaín, la lectura de un libreto por parte de Sinde mientras Camus agradecía extensamente su Goya de Honor o la falta de medias de seguridad, que permitieron a Jimmy Jump reventar la entrega del Goya a Bardem, marcaron el ritmo de la jornada que más de júbilo parecía de tensa espera.

Quienes no pudieron esperar fueron los actores adictos al tabaco, que con resignación salieron a fumar a la puerta del Teatro Real en varias ocasiones, pues la Ley Antitabaco no entiende de gremios. Así, Imanol Arias, Carmen Machi, Verónica Forqué, Mario Casas, Silvia Abascal, Lucía Jiménez y Olivia Molina pasaron bastante frío. A esta última le sentó especialmente mal, pues en una de sus salidas a la calle aprovechó para protestar públicamente ante la nueva legislación.

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