Las deudas millonarias de un tal Roures

Veo a Lobato sentado este domingo en un plató de laSexta, y en el reluciente lugar reservado en otro tiempo a su ahora inexistente cabellera se reflejan todos los claroscuros de la política empresarial de la cadena de Emilio Aragón. No acaba este buen hombre de firmar el contrato y ya está haciendo horas extra para vender al respetable las bondades de un consolador sin igual llamado Formula 1, que viene dispuesto a tapar todos los agujeros -muchos- de la tele de Milikito.

Fernando Alonso concebido como un sustitutivo eficaz del sexo, del humor irreverente y a ratos casposillo que se gastan en esta cadena y de cualquier otro indicio de programación que hayan sido capaces de generar con ciertas posibilidades de éxito. La Formula 1 como remedio a todos los males habidos y por haber;  a la escasez de audiencia; a la falta de imaginación; a la incapacidad de crear una parrilla solvente a expensas de la compra masiva e irracional de derechos deportivos. ¿Cómo abonarle a Lobato todos los dígitos que aparecen en su contrato? ¿Cómo rentabilizar ahora los 200 millones de euros que le ha costado a laSexta arrebatar a Telecinco la que creen es la gallina de los huevos de oro? Misión imposible l.

Escucho a Andrés Montes retransmitiendo este sábado el encuentro liguero entre el Barcelona y el Valladolid y en el reluciente lugar reservado en otro tiempo a su ahora inexistente cabellera se reflejan también todos los claroscuros de la política empresarial de la cadena de Roures. La Liga tiene los perores índices de audiencia de su historia –a la Formula 1 le va a ocurrir algo parecido- y aun así laSexta ostentará a partir del año que viene los derechos deportivos de todos los clubes excepto tres, Atlético de Madrid, Betis y Getafe. Sólo por los derechos del Real Madrid Roures desembolsará más de 1.100 millones de euros en los próximos cinco años. Tiqui-taca, tiqui-taca. ¿Cómo recuperar dicho montante? Misión imposible II.

La crisis publicitaria que atraviesa el sector, las resoluciones judiciales por venir en su contencioso con Sogecable y la imposibilidad de rentabilizar todas estas inversiones por los cauces tradicionales ponen en tela de juicio la estrategia empresarial de Roures quien, por cierto, sacó al mercado también un capricho editorial llamado Público que en poco más de un año ha protagonizado ya dos ampliaciones de capital y acumula pérdidas millonarias. Y un adefesio futbolero llamado Gol TV que de momento también ha resultado fallido.

En su intento de convertirse en la versión milenarista de Jesús Polanco, de momento Roures se ha cubierto de gloria. Sus posibilidades de sacar a flote la patera en la que se ha montado pasan porque la TDT de pago salga adelante para poder poner en ella un mercadillo deportivo en el que vender toda la mercancía que se ha comprado. Pero este salvoconducto depende de la decisión del Gobierno. Un Gobierno que, eso sí, le es afín. Paradojas de la vida, puede incluso que hasta Roures se acabe forrando y pase a los anales de la historia de la comunicación de este país. De momento, sólo será recordado por atesorar el dudoso honor de haber convertido el espectro radioeléctrico en una especie de Monopoli. Una pregunta en el aire: ¿Acabará alguno en la cárcel?