Ramoncín 'Moneda y Timbre'

Qué mala es la gente. Alguien ha creado un grupo en Facebook sólo para meterse con Ramoncín. Un grupo que cuenta ya con 873 miembros que le ponen como un trapo y hacen montajes chungos con sus fotos. Hay uno muy bueno en el que… Lo dicho, qué mala es la gente.

Maltratar así a una leyenda vida como él, el Rey del Pollo Frito y de todas las formas posibles en las que se manifiesta la fritanga; insigne cantante que no canta; única reminiscencia punk que nos queda; líder de aquel mítico grupo que tenía nombre de retrete (W.C.) y que cantaba canciones de extrema erudición y hondísimo calado intelectual, tales como Marica de terciopelo o Cómete una paraguaya...

No hay derecho, sinceramente, porque Ramoncín es un tío que ha sabido metamorfosearse. Cuando los punkies pasaron a mejor vida, se hizo primero intelectual y a la postre contertulio en programas de análisis crítico como Crónicas Marcianas, desde donde contribuyó a la configuración de un país mejor. En los últimos años, con cincuenta años en cada pata y un pacto con el diablo (o con el cirujano), se convirtió en cobrador del frac versión Sociedad General de Autores.

Pero el momento cumbre de su carrera llegó, sin embargo, cuando ocupó una silla en el jurado de Operación Triunfo 2009, como alter ego buenrrollista de Risto Mejide. Ahí está el hombre, anoche sin ir más lejos, ilustrando a las nuevas generaciones de la Aristocracia del Cuchifrito. “Es lo que tiene el rock ‘n’ roll, que da esa alegría, tiene esa cosa”. Soberbio ejercicio de retórica. Ramoncín forever.  

Sostienen algunos envidiosos que Ramoncín es el caballo de Troya de Teddy Bautista y sus sucesores en el reality para que los de Gestmusic paguen religiosamente la cuota sindical cada vez que sus piolines cantores entonan una melodía con autor conocido. Dicen: “Ramoncín te cobra derechos hasta por comer pollo frito”.

Lo peor no es eso. Lo peor es que algunos internautas han alertado de que Ramoncín firmó un manifiesto en 2002 contra el programa en el que ahora participa. “Operación Triunfo no es más que un negocio puro y duro, un programa de televisión en el que se ventilan cientos de millones de la moneda que sea”, rezaba el documento.

Qué ganas de sacar los trapos sucios. ¿Acaso insinúan que el otrora líder de los W.C. se ha vendido por un puñado de esas monedillas de las que habla el manifiesto? Me niego a creerlo. Y si así fuese, no se lo tengan en cuenta, recuerden que la suya fue una generación muy maltratada. Tampoco se apunten al Facebook ese que les dije. Sean buenos. Y, sobre todo, no me vayan a llamar ahora al genio del pollo Ramoncín ‘Moneda y Timbre’. No lo merece. Pero a buen seguro que alguno lo hará. Lo dicho, qué mala es la gente.

VÍDEO: Vea un montaje en el que Risto ‘ajusticia’ a Ramoncín.