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Urdaci 'abre los ojos' y muerde a Letizia
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Urdaci 'abre los ojos' y muerde a Letizia

Momento para el recuerdo el pasado sábado en Audiencia Abierta. La presentadora Ángeles Bravo, que trabaja menos de ocho horas al mes, pero que hay que

Foto: Alfredo Urdaci, en una imagen promocional del programa de Emma García, 'Abre los ojos y mira'
Alfredo Urdaci, en una imagen promocional del programa de Emma García, 'Abre los ojos y mira'

Momento para el recuerdo el pasado sábado en Audiencia abierta. La presentadora, Ángeles Bravo, que trabaja menos de ocho horas al mes, pero que hay que decir en su defensa que cruza muy bien las piernas, da paso a un vídeo que resume las andanzas de la Familia Real el día de la Pascua Militar. En un alarde de recursos retóricos que ni Garcilaso, con la intención de dejar patente que queda soberano para rato, se les ocurre partir la pantalla en dos mitades, arriesgando, al estilo Tarantino, y comparar la imagen en movimiento (o algo parecido) de Don Juan Carlos en los dos últimos días de Reyes. Una voz aterciopelada de varón, una especie de aprendiz de Félix Rodríguez de la Fuente, valora la evidente transformación que ha vivido el Rey en estos doce meses. “Lo cierto es que si comparamos las imágenes de este lunes con las de la Pascua Militar del año pasado, el monarca muestra mejor aspecto este año. Está menos hinchado, menos congestionado y algo más ágil”. Amén.  

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placeholder Ángeles Bravo en 'Audiencia abierta'

Me encanta Audiencia abierta porque siempre es capaz de sacar el lado bueno de las cosas. Es una cita obligada del fin de semana para cualquier aficionado a la ficción piadosa. Hay de hecho películas nominadas a los Goya de este año con un menor brío argumental que los capítulos de este simulacro documental de varietés, astilla adoptiva del NO-DO. La cara B de España, a la que cuesta menos mirarle a los ojos, tiene bastante más gracia que la A, eso hay que reconocerlo. Las imágenes de Letizia que recorren los informativos de la televisión pública, siempre sonriente, incluso marcándose selfies (‘autofotos’) con las señoras que peregrinan al Mercadona, son un ejemplo más de esta dimensión paralela.

Letizia, que llevaba casi diez años de baja laboral, por fin cumple la única tarea que se le asignó: sonreír. No parece desde luego casual que la princesa triste y ojerosa de hace unos meses sea ahora una versión royal de Candy Candy. Parece que los asesores de la futura se han puesto el mono y han reconstruido, en una obra con las dimensiones de El Escorial, el rictus difunto de la otrora plebeya presentadora de informativos. La estrategia no es nueva. Es de sobra conocido, por ejemplo, que los fontaneros de la Casa Blanca diseñaron también sobre plano una sonrisa para Eleanor Roosevelt, esposa del trigésimo segundo presidente de los Estados Unidos, con el objetivo de mejorar la percepción que de ella tenía el pueblo americano.

El único intento de rentabilizar por la tangente las labores de paje real realizadas por Urdaci fue vetado por la propia Letizia

En el caso de nuestra querida Letizia, la cosa se complica. No sólo por su tozudez netamente periodística y su vocación de corcel indomable, sino porque una mala posición de las piezas que componen el rostro de la doña puede provocar que se le salten los puntos del cogote o que se le disparen repentinamente chorretones de botox por el lagrimal, con el consecuente riesgo para el embajador de turno en los actos solemnes. Que la Princesa sea natural con semejante potaje intravenoso ha debido precisar al menos 17 informes de Harvard y una llamada de urgencia a Eduardo Punset. El hecho, y eso es lo que cuenta, es que Letizia ahora parece una mujer y no un robot soviético. Y TVE ha encontrado ahí una tangente por la que escapar del trance de estos días aciagos.

Hablando de Letizia y de manipulación, me ha venido a la memoria, no sé muy bien por qué, Alfredo Urdaci. Una amenaza terrible se cierne sobre nosotros. El tipo vuelve a la televisión tras cinco años de huida y después de fracasar en su intento de reinserción social. Estaba claro que salir del penal y hacer migas con el Pocero no era la mejor forma de reconducir su errática existencia. El tipo será entrevistado este sábado por Emma García en Abre los ojos y mira, es decir, A.L.O.Y.M., como a él, muy dado a las siglas, le gusta denominar al espacio. No sé si han visto la ‘promo’ de este retorno, pero también es absolutamente inolvidable. Urdaci se pregunta a sí mismo: "¿Por qué desaparecí? ¿Voy a volver a televisión? ¿Qué he estado haciendo estos cinco años? ¿Por qué acepté trabajar para Paco, el Pocero? ¿Me arrepiento de algo de mi época en informativos de TVE? ¿Me queda algún amigo de entonces?". Pero la verdadera pregunta es otra: “¿A quién le importa?”.

Ya les anuncio, porque la entrevista previa está realizada, que su alocución estará centrada en encerar a los diferentes miembros de la Casa Real. Pedirá, entre otras cosas, la abdicación del Rey y el ‘paseíllo’ de la Infanta camino a los juzgados de Palma. Sí, el tipo que ayudó a ‘empaquetar’ a la futura reina de España, concediéndole la silla de al lado en el Telediario de máxima audiencia, ahora viene a matarlos a palos. ¿Por qué? Esta sí que es la pregunta del millón.

Hace un tiempo, en una cena de amigos, en un restaurante cualquiera de una ciudad muy parecida a Madrid, un Urdaci sin corbata ni escafandra, concretó a los comensales el motivo de esta deriva ‘republicanista’ que le ha sobrevenido súbitamente. Aquellos favores de antaño, aquellos esfuerzos por salvaguardar la identidad de su reina, aquellos “días de ruido y furia” al lado de una “periodista de raza”, nunca obtuvieron la recompensa pretendida. No hubo paz para los malvados ni prebendas para los falsarios. No hubo, siquiera, christmas de esos horribles que se gasta la Casa Real por Navidad. Es más, el único intento de rentabilizar por la tangente las labores de paje real fue vetado por la propia Letizia. La biografía de la Princesa, firmada por el menda y con las galeradas corregidas y a las puertas del taller de Gütenberg, fue arrojada al contenedor del vidrio porque cortaba.

¿Y cuál es la moraleja de toda esta historia?, dijo entonces el Conde Lucanor. Es más un augurio, respondió Patronio, pues aproximadamente dentro de cinco años Ángeles Bravo concederá una entrevista a Emma García para azotar a los que en otro tiempo fueron sus señores.

Momento para el recuerdo el pasado sábado en Audiencia abierta. La presentadora, Ángeles Bravo, que trabaja menos de ocho horas al mes, pero que hay que decir en su defensa que cruza muy bien las piernas, da paso a un vídeo que resume las andanzas de la Familia Real el día de la Pascua Militar. En un alarde de recursos retóricos que ni Garcilaso, con la intención de dejar patente que queda soberano para rato, se les ocurre partir la pantalla en dos mitades, arriesgando, al estilo Tarantino, y comparar la imagen en movimiento (o algo parecido) de Don Juan Carlos en los dos últimos días de Reyes. Una voz aterciopelada de varón, una especie de aprendiz de Félix Rodríguez de la Fuente, valora la evidente transformación que ha vivido el Rey en estos doce meses. “Lo cierto es que si comparamos las imágenes de este lunes con las de la Pascua Militar del año pasado, el monarca muestra mejor aspecto este año. Está menos hinchado, menos congestionado y algo más ágil”. Amén.  

Casa Real Emma García
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