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Ferreras y Cintora ganan las europeas
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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Ferreras y Cintora ganan las europeas

Es jueves. Pedro J. Ramírez profetiza la llegada de la “revolución” en el directo de Las mañanas de Cuatro al calor de la sonrisa cómplice del

Foto: El presentador de 'Al rojo vivo', Ferreras, y su homólogo en 'Las mañanas de Cuatro', Cintora
El presentador de 'Al rojo vivo', Ferreras, y su homólogo en 'Las mañanas de Cuatro', Cintora

Es jueves. Pedro J. Ramírez profetiza la llegada de la “revolución” en el directo de Las mañanas de Cuatro al calor de la sonrisa cómplice del dueño del cortijo, Jesús Cintora. La credibilidad del discurso del exdirector de El Mundo viene refrendada por la indudable sensación de candidez que irradia un hombre que va vestido de color lila de los pies a la cabeza. Ramírez le roba el verbo al líder de Podemos, Pablo Iglesias, y califica a la clase política de “casta”. En ese momento Cintora se relame el orgasmo. Literal. Se pasa la lengua por los berretes que se deslizan por el hocico de todo animal televisivo; ese tipo de gente que es capaz de dibujar en su cabeza la curva del éxito antes de que cualquier audímetro haya dicho esta boca es mía.

Predojota es el último que se apunta a su carro. Un carro del que Cintora tira con orgullo por los inescrutables caminos del share de izquierdas, hipertrofiados últimamente gracias al crepúsculo del bi-party-dismo. ¿Que quién es Cintora? Buena pregunta. Alumno aventajado de ‘oh’ Gabilondo y Francino en la SER, su sonrisa conquistó a la plebe cuando saltó al ruedo de la tertulia televisiva con Alfonso Rojo como punching ball. Vasile tenía por entonces un problema en forma de mujer bella pero tostonera, Marta Fernández, que ahogaba en tibios datos los sueños de liderazgo de Cuatro en la ‘franja-almuerzo’. La cadena necesitaba un torero de buena planta que cargara hacia la izquierda y allí estaba él, Cintora, dispuesto a entrar a matar por un trocito de gloria telegénica, que es la más rentable de todas las glorias. Marca España.

Por aquel entonces, primavera de 2013, la plaza de toros en la que debía triunfar el diestro de zurdas estaba casi desierta. El día de su puesta de largo, 6 de mayo, el programa catequizó a un lacónico 5,2% de la parroquia, igualando las rentas heredadas de la bella tostonera. Aquellos que allí se aparecen son sin duda molinos…

Pero Cintora fue mudando hacia la izquierda y por la izquierda ha acabado adelantando a Antonio García Ferreras, su rival directo en laSexta. Ahora su homilía echa humo. El lunes pasado marcó su récord histórico con la visita de Pablo Iglesias, su Sancho Panza particular de un tiempo a esta parte. Hablamos ya de un 12,8% del personal. Esos de allí son sin duda gigantes...

Dos cabalgan juntos

Pablo Iglesias y Jesús Cintora tienen mucho en común, aunque el segundo, por muy progre que sea, no se compre las camisas en Alcampo. Ambos líderes han hecho del ‘sesgo’ ideológico una virtud: lo han transformado en nicho de mercado. "Sesgo” ha sido siempre una palabra maldita en la jerga televisiva, también en la política. Parece un tema baladí y sin embargo es la causa fundamental por la que llevamos votando a los mismos partidos toda la vida y viendo la misma serie toda la vida, aunque con distinto nombre: Médico de Familia, Los Serrano, Ana y los 7, Cuéntame. Las cadenas mayoritarias y los partidos líderes buscan al público masivo, familiar. Fabrican productos sin ‘sesgo’. Puro marketing político. Televisión en estado puro. Los espacios con ‘sesgo’, destinados a audiencias minoritarias, se enclaustran en cadenas minoritarias. De ahí que Ferreras y Cintora practiquen la caza del ‘rojo’ al mediodía de laSexta y Cuatro.

Por cierto, tal es el pique entre estos dos fieras que se comenta en el sector que Ferreras ha cerrado las puertas de Al rojo vivo a Pablo Iglesias porque este le ha plantado alguna tarde para ponerle los cuernoscon suotra novia, Cintora. No le ha debido parecer muy de izquierdas al líder de Podemos que el presentador de Al rojo vivo y su consorte aceptaran la invitación de Florentino Pérez, un tipo que celebra los goles con Aznar y que no tiene pinta de votar ‘cambio’, para ver de cerca la final de la Champions.

Pero a lo que vamos. Cintora versus Ferreras. Kramer contra Kramer. Perro come perro. O, mejor dicho, dos cabalgan juntos. Cuidado porque las minorías ‘sesgadas’ de otro tiempo ya no lo son tanto. A esta España escéptica y de extremos surgida de las europeas le ha dado por sintonizar a estos dos tipos, que se hacen últimamente con el 25% del pastel a la hora del postre beneficiándose entre ambos cada jornada a las chonis, los canis y viceversa de Telecinco. Uno de cada cuatro espectadores del mediodía prefiere el porno de izquierdas al porno de toda la vida. El poder de penetración de Cintora y Ferreras es mucho mayor que el de los maromos hipertrofiados al servicio de la siempre escotada Emma García. Rajoy confiaba en ellos para contener la epidemia, pero va a ser que no. No Podemos. La cosa pinta fea. Así que va a tener que ponerse el Gobierno a regalar licencias, el recurso de siempre, para dormir a sus bestias.

Es jueves. Pedro J. Ramírez profetiza la llegada de la “revolución” en el directo de Las mañanas de Cuatro al calor de la sonrisa cómplice del dueño del cortijo, Jesús Cintora. La credibilidad del discurso del exdirector de El Mundo viene refrendada por la indudable sensación de candidez que irradia un hombre que va vestido de color lila de los pies a la cabeza. Ramírez le roba el verbo al líder de Podemos, Pablo Iglesias, y califica a la clase política de “casta”. En ese momento Cintora se relame el orgasmo. Literal. Se pasa la lengua por los berretes que se deslizan por el hocico de todo animal televisivo; ese tipo de gente que es capaz de dibujar en su cabeza la curva del éxito antes de que cualquier audímetro haya dicho esta boca es mía.

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