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No se puede ser reina a todas horas ni baronesa en todas las portadas
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Nacho Gay

Carta de Ajuste

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No se puede ser reina a todas horas ni baronesa en todas las portadas

Doble ración de Pablo Iglesias este martes en el 'prime time' televisivo. Primero con Ana Rosa, después con Griso. Dos programas de esos que sin dudan cambian votos y mueven conciencias

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Me levanto de buena mañana y contemplo con perplejidad la portada del '¡Hola!'. Por un momento, doy por hecho que regalan con este número 'El resplandor' de Kubrick y que lo promocionan en la parte superior derecha del tapete. En otro de los recuadros aparece Kiko Rivera. Y pienso: "Era cuestión de tiempo que Kiko y Kubrick se dieran la mano".

Pero no. Ya sin legañas me percato de que la película de miedo que regala el 'Hola' esta semana va sobre la comunión de las mellizas de Tita Cervera. Ambrosio, que me ha hecho el desayuno y ha bajado a comprar la prensa, me cuenta todo lo que ha sido capaz de hacer toda una señora baronesa para preservar una exclusiva en dicha publicación. No ha invitado a su hijo Borja al convite, ha cambiado 'in extremis' el día del mismo y ha tenido que untar al cura andorrano que se ha prestado al sainete para convencerle de que Dios también quería salir en el 'Hola' esta mañana.

Tita y el colmo del inconformismo: poseer todos los cuadros del mundo, pero sin embargo soñar con ser la protagonista de uno de ellos

Me pregunto entonces qué puede llevar a hacer algo así a una persona como Tita, a la que se le cae al suelo uno de los anillos que lleva en la mano y abre un boquete del tamaño del Guernica, el único cuadro que conozco que no debe ser suyo. El colmo del inconformismo tiene que ser este: poseer todos los cuadros del mundo, pero soñar sin embargo con ser la protagonista de uno de ellos. Y ahí está, para el recuerdo, la portada del 'Hola' de este miércoles, más antropológica que nunca, ejemplo incontestable de que la gente está fatal de la cabeza.

Me he levantado encima con un resacón de narices. Ver anoche en 'prime time' dos programas que tenían como protagonista a Pablo Iglesias ha provocado en mi cuerpo el mismo efecto que diez chupitos de Jägermeister. Con Ana Rosa en Telecinco, con Griso en Antena 3. Todo por un trocito de portada 'catódica'. Nunca estuvo el líder de Unidos Podemos tan cerca de Dios y de una baronesa.

Ana Rosa se rodeó de niños para estrenar con Iglesias como invitado '26-J. Quiero gobernar'. Justo antes, en el informativo de Piqueras, Pedro Sánchez le hacía de telonero, aceptando de buen grado el que será probablemente su sino. El nuevo programa de Ana Rosa, a pesar de estar protagonizado por niños, yo diría que es difícil de comprender para un adulto. Pero no se trata, como han apuntado algunos, de un intento descarado de banalizar aún más la política. De hecho, los niños hicieron preguntas bastante mejor formadas de las que haría Susanna Griso media hora después en Antena 3.

El problema siempre son los mayores. Apareció por ejemplo Íñigo Errejón en escena para responder a unas preguntas sobre su líder de esas que movilizan masas y cambian votos.

Íñigo, si Pablo fuese un animal, ¿cuál sería?

Se mascaba la tragedia.

– Uno salvaje, indomable… Un caballo.

¿Un caballo? Los ojos se me pusieron en el cogote. ¿Ese es el animal más salvaje que se le ha ocurrido? “Un caballo salvaje”, se apresuró a matizar. Y entonces Ana Rosa metió en posproducción unas risas enlatadas que, he de decir, yo estaba convencido de que se habían extinguido junto a la serie '7 vidas'. Un 'hipster' que conozco (pero que no es mi amigo) lo califica de “guiño vintage”.

Sin solución de continuidad, y también en 'formato conserva', comenzó en Antena 3 'Dos días y una noche'. Pablo Iglesias lucía la misma camisa de Alcampo que en Telecinco, pero dos tonos más intensa. Cosas del marketing. La entrevista, trufada de preguntas que el político había contestado previamente en infinidad de ocasiones, intentó ganar el ritmo que le faltaba cambiando permanentemente de escenario. Pero ni por esas. Le sirvió al de Podemos todo este rollo para bien poco, porque yo no pude quitar en ningún momento los ojos de Susanna, la verdadera protagonista del metraje.

Susanna jugando al baloncesto vestida de Prada y con las uñas recién hechas.

Susanna sentada en la silla de un colegio mientras sus piernas la denunciaban en comisaría por estrangulamiento.

Susanna diciendo: “Nos han gritado fascista y debe ser por mí”.

Susanna montando en el AVE en clase turista.

Susanna fingiendo que se bebe una cerveza.

Susanna pisando por primera vez el barrio de Vallecas (y sin casco).

Un espectáculo insólito y crepuscular que mereció sin duda bastante más audiencia de la que cosechó (10,9%), que por cierto estuvo ahí, ahí con el dato de Ana Rosa (12,1%).

¿Y qué hemos aprendido con todo esto, queridos niños? Pues que no se puede ser reina a todas horas ni baronesa en todas las portadas.

Me levanto de buena mañana y contemplo con perplejidad la portada del '¡Hola!'. Por un momento, doy por hecho que regalan con este número 'El resplandor' de Kubrick y que lo promocionan en la parte superior derecha del tapete. En otro de los recuadros aparece Kiko Rivera. Y pienso: "Era cuestión de tiempo que Kiko y Kubrick se dieran la mano".

Susanna Griso