Es noticia
Bigote, Pinochet y el Palacio de la Moneda (y timbre)
  1. Televisión
  2. Carta de Ajuste
Nacho Gay

Carta de Ajuste

Por

Bigote, Pinochet y el Palacio de la Moneda (y timbre)

En Honduras anda el menda, cobrando 24.000 euros a la semana, mientras toma el sol del Caribe. Impertérrito al paso de los helicópteros, de las cámaras, esperando a que las monedas vayan cayendo de las palmeras

Foto:

Titula 'Lecturas' esta semana en portada, en un alarde sintáctico que cabe calificar cuando menos de kamikaze, que María Teresa Campos está “DESTROZADA SIN BIGOTE”. Deben ustedes entender la utilización de la mayúscula como una jugada maestra de la revista, porque obliga al lector a imaginar de inmediato un mostacho portugués en el careto de Marité, que necesariamente hubo de estar allí, vacilón, sin depilar, antes de ser tomada la foto que acompaña a esas prosaicas líneas; una imagen ya de por sí tremendista y por ende una digna fachada para un libro de Camilo José Cela.

No vamos a hablar aquí de 'La familia de Pascual Duarte', pero algún paralelismo le podríamos sacar con esta otra historia parental (quizá incluso neandertal), la de las Campos. En las dos hay cierta miseria, naturalismo y picaresca, por mucho que nos movamos de la Extremadura rural de Cela a los palacios gitanos en Las Rozas o a los áticos de Pozuelo de Alarcón. Al fin y al cabo, las Campos son al glamour lo que 'Los Gipsy Kings' a la familia no tradicional: un amago (de infarto).

Vale, sí, 'Lecturas' se refiere en su portada a Bigote Arrocet. O eso creo. El tipo se ha ido a Honduras y María Teresa, se supone, le echa de menos. Cabe aquí un icono lloroso del wasap. Quizá también una flamenca, porque no parece que el humorista chileno, al que conocimos con fingido acento mexicano en sus días de vino y rosas, comparta el mismo sentimiento. Se ha montado la mundial, de hecho, porque ha dicho en el directo de 'Supervivientes', programa en el que supuestamente participa, que a él el concurso le parece “muy fácil”.

Foto:    Opinión

Y yo vengo a defenderle, porque la gente no ha entendido su mensaje. Bigote ha dicho que vivir junto a Leticia Sabater en una isla desierta, pasando hambre, no le supone ningún esfuerzo. Dicho así parece una sobrada merecedora del castigo que le ha impuesto la organización por chulo, mientras él pensaba para sí, sin atreverse a confesarlo: "A ver quién es el guapo que vuelve a Madrid a sujetar las bolsas a Terelu".

Efectivamente, Bigote ha encontrado el paraíso lejos de esa cohorte de féminas de rancio, muy rancio, abolengo, que se han convertido en carne inequívoca de reality. Comprensible, cuando menos.

Y allí anda el menda, cobrando 24.000 euros a la semana, mientras toma el sol del Caribe. Impertérrito al paso de los helicópteros, de las cámaras, de los impulsos forzados de los demás por ocupar un plano. Él está apercibido de excomunión en el clan al que ahora pertenece si habla más de la cuenta. Así que ha decidido esconderse, cabeza incluida, bajo una camiseta del Primark y esperar a que las monedas vayan cayendo de las palmeras. Mientras tanto, las Campos se quejan en España del trato que reciben, pero no tienen reparos para negociar en bloque con la cadena que les paga los caprichos (y las deudas), mientras Bette Davis las señala desde el cielo con el dedo.

Bigote no habla, ni siquiera se mueve por la isla. No tiene intención de hincar la rodilla para recoger ni un solo cangrejo. En sus tiempos mozos, sin embargo, lo hacía con menos reparo. De rodillas acabó cantando 'Libre', de Nino Bravo, ante un Augusto Pinochet entusiasmado, apenas unos meses después de que Salvador Allende muriese defendiendo el Palacio de la Moneda ante la avalancha golpista. Y ahí está Bigote, quién se lo iba decir, paradojas del destino, defendiendo con uñas y dientes una versión chusca y metafórica del mismo palacio.

¿Tienes un dispositivo móvil iOS o Android? Descarga la APP de Vanitatis en tu teléfono o tablet y no te pierdas la actualidad de nuestros famosos. Para iOS, pincha aquí, y para Android, aquí.

Titula 'Lecturas' esta semana en portada, en un alarde sintáctico que cabe calificar cuando menos de kamikaze, que María Teresa Campos está “DESTROZADA SIN BIGOTE”. Deben ustedes entender la utilización de la mayúscula como una jugada maestra de la revista, porque obliga al lector a imaginar de inmediato un mostacho portugués en el careto de Marité, que necesariamente hubo de estar allí, vacilón, sin depilar, antes de ser tomada la foto que acompaña a esas prosaicas líneas; una imagen ya de por sí tremendista y por ende una digna fachada para un libro de Camilo José Cela.

María Teresa Campos Augusto Pinochet