¿Es una estafa pagar por un concierto en playback?

Después de ganar el Globo de Oro a la mejor canción y tras las feroces críticas de Elton John y su marido, Madonna tenía por delante un gran reto el pasado domingo durante el intermedio de uno de los acontecimientos deportivos del año en EEUU, la Super Bowl. Doce minutos ante una audiencia de más de 100 millones de espectadores en los que tenía que demostrar que sigue siendo la reina del pop.

Y aunque minutos antes confesó estar nerviosa ante tal evento, la diva no defraudó con un impresionante show con el que demostró que todavía no ha nacido nadie que le haga sombra. ¿O creen que su corona de diosa egipcia era tan solo un complemento? No obstante, hubo muchos que se han quejado de que cantara en playback. 

Pero, ¿es realmente una estafa un show de tal calibre cuando la señora que canta y baila como una adolescente tiene 54 años? Desde hace ya muchos años, todo aquel espectador que paga por ver a Madonna sabe de antemano que uno de los puntos fuertes de la Ciccone no es precisamente su directo. 

De hecho los críticos de música ya ni se empeñan en valorar que el concierto sea en playback. Simplemente valoran el show en función de las imposibles piruetas que haga, los fuegos artificiales que utilice, los remixes que utilice de sus grandes clásicos o la espectacularidad del mismo. Y sus espectadores, muy atentos siempre a estas críticas, saben a lo que van y están dispuestos a pagar los más de ochenta euros de media que vale ver a la 'Reina'. Por lo general, no suelen salir defraudados de sus conciertos.

¿Cantas o bailas?

En el mundo de la música, cuando eres diva -y digo diva-, llega un momento en el que tienes que decantarte por cantar o bailar. Las dos cosas son prácticamente imposibles. Actualmente solo Beyoncé -tiene un directo impresionante- y Lady Gaga consiguen hacer shows admirables cantando en directo. Lástima que el repertorio de Gaga sea todavía algo escaso y la chica se empeñe en hablar durante horas sobre sus traumas. Quizá por ello el precio de sus entradas sea menor. Ya saben, la veteranía se paga. Pero démosle tiempo.

Por tanto, teniendo en cuenta este principio, estafa es que cantantes como Britney Spears, a.k.a 'la playback, ni canten ni baile y tengan la poca vergüenza de cobrar a sus fans más de cincuenta euros por un regular espéctaculo. Triste es que artistas como Katy Perry o Rihanna se suban a un escenario para cantar como si fueran gatas en celo. Y, por supuesto, digno es de admirar que Kylie Minogue cante, y de vez en cuando baile, a sus más de cuarenta años.

Por todo ello, Madonna, que siempre ha sido consciente de que nunca ha tenido un gran vozarrón, ha decidido decantarse por el baile. Y no le ha ido del todo mal. Ahí la tienen siendo la protagonista de la Super Bowl y colocando su próximo disco en el número uno en cincuenta países sin ni siquiera haberse puesto a la venta. ¿De qué manera debemos nombrar los periodistas a Madonna? ¿La cantante? ¿La artista? ¿Puede llamarse a esto cantante? Quizá no. O quizá sí. O quizá la pregunta es otra. ¿La música es simplemente música o también es espectáculo?