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El final de Leticia Sabater
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César Andrés Baciero

Mucha tele que cortar

Por
César Andrés

El final de Leticia Sabater

La sin par polifacética polemista ha demostrado en esta última edición de 'Supervivientes' una nula capacidad para reinventarse y una ausencia total de buen juicio

Foto: Ilustración realizada por Jate para Vanitatis.
Ilustración realizada por Jate para Vanitatis.

A Leticia Sabater se la puede acusar de muchas, muchísimas, cosas, pero nunca se la podrá culpar de no haberlo intentado todo para mantenerse en el candelabro (que diría la musa de esta columna Sofía Mazagatos refiriéndose al candelero mediático).

Polifacética como es –Leti, no Sofi–, comenzó su andadura televisiva en 1986 como figurante del ‘Un, dos, tres… responda otra vez’ y azafata de la Vuelta Ciclista a España, poquito-a-poquito se ganó un puesto como ‘chica Hermida’ en ‘Por la mañana’ y un mediodía de 1997, con alegría, llegó su gran momento gracias al espacio infantil ‘Con mucha marcha’. A los que rondamos los 30, por arriba o por abajo, nos hizo bailar casi tanto como Xuxa con su ‘Leti rap’ y nos enseñó a preparar postres sin riesgo de derramamiento de sangre en una época en la que no había cuchillos para niños-pinches. Gracias, Sabater, por mantenernos entretenidos, supongo.

El declive de Leticia coincidió con la aparición de pelusilla en los bigotes de los ‘millennials’ durante los primeros años del siglo XXI. La siguiente generación prefirió divertirse con Paloma Lago y sus amigos virtuales del ‘TPH Club’. Durante los casi 20 años siguientes, Leti se ha dedicado a participar en espectáculos en vivo como 'Fronze' (algo parecido a 'Frozen'), realities varios y a pasear su ombligo de Pascuas a Ramos por ‘Sálvame Deluxe’ para contarnos, por ejemplo, que a sus 48 años confesos se había reconstruido el himen y ensanchado la vagina; lo primero por capricho, lo segundo por placer.

Esta disparatada intervención y un trío de videoclips tan bizarros como virales en YouTube le valieron el pase para convertirse en concursante de la última edición de ‘Supervivientes’. Una nueva oportunidad para reconquistar nuestros corazones.

placeholder Leticia Sabater en 'Fronze'.
Leticia Sabater en 'Fronze'.

Emprendió esta andadura con buen tino, como una divertida reportera Paqui Peña en busca de los secretos más inconfesables del resto de concursantes (la madre de Alba Carrillo, Lucía Pariente, antes de poner un pie en la playa le confió que nunca había estado enamorada de su marido) y empecinada en hacer humor sobre su estrabismo.

A la semana y media vio que hecha una broma ocular, hechas todas y que Gloria Camila (acá Gloria-K) no parecía muy interesada en hablar –con ella– de los Carrasco-Mohedano-Ortega, por lo que decidió cambiar de registro. Apostó erróneamente por convertirse en la mala, la más mala, la mala más mala de todas las malas, en la gata salvaje. Gala tras gala nos regaló un rosario de discusiones tan absurdas como innecesarias. Ninguna memorable. Otro cartucho quemado y desperdiciado.

placeholder Leticia Sabater dedicó una 'bonita' peineta a Alba Carrillo y su madre.
Leticia Sabater dedicó una 'bonita' peineta a Alba Carrillo y su madre.

Tras echar cuentas, a ojo de buen cubero, de los muchos minutos dedicados a la pareja del concurso (Gloria-K-iko), su olfato de celebridad televisiva la impulsó a echarse en los brazos de José Luis con la frase “a mí los camioneros me ponen mucho”. Casado y juicioso, el exconcursante de 'MarterChef' rechazó los masajes e insinuaciones sexuales/románticas/absurdas de Leti y esta se entretuvo coqueteando con la expretendienta a monja Janet Capdevila. Dando tumbos como ‘zombi’ volvió a España por decisión de la audiencia, pero antes le intentó comer la boca a una suerte de traductor-paisano que le ofrecieron en una prueba de recompensa. A la desesperada.

Cebó su vuelta a plató haciendo creer a la audiencia que iba a revelar grandes exclusivas sobre los concursantes de la edición. Mentía. Sin nada que contar, fabuló con la idea de estar enamorada de Kiko, el novio de Gloria-K, tras beberse unas aguas-tónicas con pepino. Como la trola no coló, volvió a la bronca por la bronca -sin ton ni son- y a la censura moralina, ella que siempre se nos ha vendido como ‘el pecado’, como “ese vicio de tu piel que ya no puedes desprender”.

Traca final. El pasado domingo durante la última entrega de ‘Conexión Honduras’, Sandra Barneda se vio obligada a expulsar a Leticia de plató tras recibir una peineta. Toma pepinazo. Este último gesto pone de manifiesto que Leticia ha perdido la perspectiva, las formas y la capacidad de reinventarse. Leticia se ha quemado en el fuego que lleva avivando todo el concurso.

placeholder Sandra Barneda expulsa a Leticia Sabater del plató de 'Supervivientes'. (Mediaset España)
Sandra Barneda expulsa a Leticia Sabater del plató de 'Supervivientes'. (Mediaset España)


Sabater resulta molesta, hiriente, un juguete roto en su peor versión, en la primera fase, la de la negación de su condición. Lo poco gusta y lo mucho cansa. La audiencia no tiene tiempo para más conflictos; estamos muy entretenidos con las desventuras de folclórica de Ángel Garó. Es tiempo para inspirar ternura. De esta caída de popularidad, a Leticia ya no la levanta ni otro ‘Mr. Policeman’ ni una aparición estelar en los ‘Gipsy kings’ estrenando virgo en la 'prueba del pañuelo'. Este concurso supone la amarga despedida de Leticia de los focos. Sin pepino ni gloria.

A Leticia Sabater se la puede acusar de muchas, muchísimas, cosas, pero nunca se la podrá culpar de no haberlo intentado todo para mantenerse en el candelabro (que diría la musa de esta columna Sofía Mazagatos refiriéndose al candelero mediático).

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