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Comer en Lima, el destino favorito de los aficionados a la buena mesa
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Comer en Lima, el destino favorito de los aficionados a la buena mesa

De un tiempo a esta parte, Lima se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los aficionados a la buena mesa de medio mundo.

Foto: Foto: Web Rte. La Mar
Foto: Web Rte. La Mar

De un tiempo a esta parte, Lima se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los aficionados a la buena mesa de medio mundo. Capitaneados por Gastón Acurio, posiblemente el personaje más popular en Perú, un puñado de inquietos cocineros han elevado a la máxima categoría la gastronomía peruana, convirtiéndola en un auténtico fenómeno social: escuelas de cocina en los barrios más desfavorecidos, congresos, programas de televisión, publicaciones, nuevos restaurantes...todo gira en torno a la comida.

Lima bulle gastronómicamente hablando. Desde los locales de barrio más modestos a los restaurantes más elegantes de los barrios más distinguidos, siempre llenos, cualquiera puede disfrutar de la cocina peruana en todas sus facetas: criolla, Chifa (chino-peruana,) Nikkei (japo-peruana), amazónica...

A continuación, les recomendamos los favoritos de quién esto escribe, pero hay muchos más.

Astrid y Gastón: el buque insignia del Imperio Acurio acaba de trasladarse a un marco acorde con su categoría, La Casa Moreyra, en Miraflores, para dar cabida a la propuesta mejor y más ambiciosa de la ciudad, estructurada en torno a un menú degustación temático que cambia con las estaciones. Técnica y sofisticación en torno al recetario tradicional de Gastón elevado a la máxima categoría de la mano de su lugarteniente, Diego Muñoz, con una carta de vinos que mejora tras cada visita. Problemas de ajustes hacen que la oferta no esté todavía redondeada, pero sin duda recuperará el nivel que le corresponde a un número uno, lo que no es obstáculo para que su visita nos parezca indispensable.

Maido: el local de Mitsuharo Tsumura, Micha para los amigos, es sin duda alguna el mejor representante de la cocina Nikkei en Lima. Reserven en la barra y, en ausencia del titular, pónganse en manos de César Choy y su ejército de ayudantes, y disfruten de una oferta única basada en la frescura de un producto excepcional. Pueden optar por un menú de corte japonés a base de las mejores piezas de sushi de la ciudad, pero se lo pasarán mucho mejor si eligen su menú degustación “Experiencia Maido”, con el que harán un completo recorrido por una oferta de clara mezcla japo-peruna, con pequeños bocados fríos y calientes de estimulantes sabores, cada vez más redondeado. Huyan de los vinos blancos locales e inclínense por los internacionales. Merece la pena.

La Mar: la cevicheria popular de Gastón Acurio es de visita obligada. El local imita a las cevicherías tradicionales, con su techo de paja, su proliferación de mesas, su barra y, sobre todo, su bullicio. Sólo abre a mediodía y no admite reservas. Mejor. Aprovechen para instalarse en la barra con un pisco y un "piqueo" mientras les asignan mesa, y echen un vistazo a las ofertas del mercado, dejándose llevar por un ambiente único. Ya en la mesa, ordenen el ceviche del día, hecho al instante, el tiradito de pejerrey y, si los dioses les han sido propicios y la pesca de la jornada ha llevado hasta allí pez diablo, no duden en pedirlo preparado al estilo Nikkei. No habrán comido nada igual. Completen la comanda guiados por su buen instinto y recurran a una extensa (y cara) carta de vinos para convertir la experiencia en algo inolvidable.

Fiesta Chiclayo Gourmet: Hace años ya que Héctor Solís reprodujo en Miraflores el local que en su Chiclayo natal les dio fama a él y a su familia. Podrán disfrutar de la mejor cocina criolla en la capital basada en un recetario popular elevado a la más alta categoría. Así, no dejen de pedir el arroz con pato o cualquiera de los saltados de langosta o pulpo, o los asados de cabrito, todos ellos suavizados por la buena mano de Solís, quien además es todo un maestro en las preparaciones a base de mero, convirtiendo sus platos en indispensables: el ceviche caliente, el chupe y, en particular, el collar de mero, justifican por sí solos la visita. La oferta más personal de la cocina peruana menos conocida internacionalmente

Malabar: las fuerzas vivas limeñas se dan cita en torno a las mesas de este algo rancio comedor, próximo al selecto County Club, en pleno corazón de San Isidro. Miguel Schiaffino fue de los primeros en ofrecer un menú degustación de alta cocina basado fundamentalmente en productos amazónicos y a él se atribuyen algunas de las mejores ensaladas y platos de verduras, por sus matices, contrastes, frescura y sorpresa, que este modesto cronista haya comido nunca. Pidan el menú degustación, muy superior a los platos de la carta, aunque en los últimos tiempos se haya quedado algo estancado. Dedíquenle tiempo a la carta de vinos en la que podrán encontrar algún tesoro escondido y disfruten de los mejores postres, con diferencia, de la ciudad.

Al margen de los citados, son también muy recomendables Chef Wong (dónde Javier Wong trabaja como nadie y casi en exclusiva los lenguados del paleozoico habituales por esos pagos), La Picantería (la alternativa a La Mar de Héctor Solís) y Osso, si lo suyo es la carne, por citar algunos. Como ya hemos comentado, la oferta es inabarcable.

De un tiempo a esta parte, Lima se ha convertido en uno de los destinos favoritos de los aficionados a la buena mesa de medio mundo. Capitaneados por Gastón Acurio, posiblemente el personaje más popular en Perú, un puñado de inquietos cocineros han elevado a la máxima categoría la gastronomía peruana, convirtiéndola en un auténtico fenómeno social: escuelas de cocina en los barrios más desfavorecidos, congresos, programas de televisión, publicaciones, nuevos restaurantes...todo gira en torno a la comida.

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