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Mucha tele que cortar

¿Cómo sería España si España fuese Mar Flores?

La popular actriz y modelo ha sorprendido al país con una foto de Instagram en los Globos de Oro en la que se presenta, poco menos, que como la ministra de Exteriores o la reina de España

Mar Flores en una imagen de archivo (Gtres)

Mar Flores ha acudido a los Globos de Oro en calidad de ¿actriz?, ¿modelo?, ¿imagen de marca?, ¿señora que pasaba por allí? Lo desconozco, porque no estaba nominada ni como mejor actriz de televisión por ‘Canguros’ (siempre preparadas para pasarlo bien) ni como mejor actriz tragicómica por su papel de 'starlette' en ‘Los años desnudos’.

De este hito no nos hemos enterado por la prensa, sino por ella –que al estilo Anna Allenha colgado una fotografía en su perfil de Instagram posando en el photocall ante la presencia del individuo que la retrataba (presuntamente su novio, porque lo etiqueta, que ella considera el mejor fotógrafo). Imagino, que solo ante él, por la ausencia de focos y porque la de Usera en Estados Unidos debe de ser tan conocida como servidor. Poco, siendo generoso; nada, siendo realista.

Lo mejor de la instantánea es el pie de foto, muy millennial, que reza: About #lastnight #beverlyhills #goldenglobes2017 Paseando a #España en la #redcarpet. Ahora resulta que España se saca de paseo, como a los perros a hacer sus necesidades. En este ataque de gallardía se viene a comparar, poco menos, que con una ministra de Exteriores o el más alto relaciones públicas de España, el Rey Felipe VI. Pero uno, que es benévolo, ya se lo ha perdonado y se pregunta: ¿cómo sería España si Mar Flores fuese España?

España no tendría forma de piel de toro, como se decía en los colegios antes de que las corridas no fuesen consideradas una fiesta por muchos, sino alargada y esbelta, como ella y como Italia, con forma de bota, quizás de Gucci, como sus zapatos en los Golden Globes.

Sin dejar de lado la nación amiga, España mantendría relaciones tirantes con el país de adopción de Cicciolina o nulas como las que ella mantiene con su exmarido y padre de su primer hijo, Carlo Constanzia, y su examante el conde Lequio (que no es conde pero sí un donjuán)–, después de haber vivido una breve época dorada como la que disfrutó Mar en la pasarela de Milán en los años 90, cuando desfilaba para Armani y Gai Mattiolo. Aquellos maravillosos años.

El plato típico no sería la paella, serían las coles de Bruselas, por aquello de la dieta, aunque luego dijésemos que aquí, como ella, comemos de todo. No tendrían el reconocimiento internacional los vinos de la Ribera del Duero y los de Rioja, solo el cava catalán nos situaría en el mapa, porque Mar, por si no lo recuerdan, protagonizó el spot navideño de Freixenet en 1996 junto a Anthony Quinn, Juncal Rivero y su actual archienemiga Sofía Mazagatos.

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El país no sería conocido por el fenómeno Inditex o los buenos deportistas; más bien, por los escándalos e infidelidad en las relaciones (internacionales), como el que ella protagonizó cuando –ennoviada con Cayetano Martínez de Irujo– se publicaron unas fotografías de la modelo compartiendo lecho con el antes citado Alessandro Lequio en la época en la que mantenía un compromiso con Fernando Fernández Tapias.

Tampoco nos iría bien con nuestros socios en la Unión Europea, con la que acabaríamos rompiendo abruptamente, de la noche a la mañana, de la misma forma que ella acabó con su mejor amiga y ex Miss España Sofía Mazagastos, desaparecida del candelabro desde el 2013, año en el que reapareció para dar estopa a Mar en ‘Sálvame (quien pueda) Deluxe’.

Mantendríamos los socios hispanohablantes que nos darían alguna que otra preocupación, aunque todo acabaría bien para todos, de la misma forma que ella terminó con su segundo marido, Javier Merino, que ha pasado las de Caín por problemas con la Agencia Tributaria y la Justicia.

Si España fuese como Mar, no nos iría nada mal, ella siempre cae de pie, como los gatos. Nuestra economía no se sustentaría en el sector servicios, estaría diversificada en varios campos, de igual forma que ella es actriz, modelo, bloguera, imagen de marca y señora de. Quizás, el futuro de España pase por seguir los pasos de esta chiquilla (que ya es toda una mujer pese a sus gamberradas) que comparte apellido con otra señora, una que sí paseó el nombre de España por el extranjero, la genial Lola Flores. No hay dos flores iguales en el jardín artístico-cuché, por suerte.

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