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La lealtad de Carlos Herrera impide la publicación de las memorias ocultas del rey Juan Carlos
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Paloma Barrientos

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La lealtad de Carlos Herrera impide la publicación de las memorias ocultas del rey Juan Carlos

El rey padre encargó primero a Carlos Herrera sus memorias, pero decidió finalmente sustituirlo por Laurence Debray, dejando inédita una obra ya terminada y revisada

Foto: Carlos Herrera. (Gtres)
Carlos Herrera. (Gtres)

Cuando el rey decidió relatar sus vivencias personales e históricas quiso que fuera José Luis de Vilallonga quien lo hiciera. Se publicaron en 1992, con el consiguiente revuelo y la oposición de Sabino Fernández Campo. El que fuera jefe de la Casa de Su Majestad y hombre fiel nunca estuvo de acuerdo con aquellas conversaciones. Su opinión coincidía con la del conde de Barcelona, quien le transmitió por entonces que “un rey no debe escribir su propia vida; son los historiadores quienes tienen que hacerlo”.

Las memorias causaron gran revuelo, pero ahí quedaron. En aquel momento, la justificación era reivindicar la figura de su padre, explicar el golpe de Estado y la transición a las generaciones siguientes. Las escritas por la amanuense Laurence Debray tienen, según don Juan Carlos, otro propósito: que sus nietos estén informados. Les habría bastado con leer las de Vilallonga o las de Carlos Herrera —ahora paralizadas—, pero al monarca jubilado no le parecían suficientes.

placeholder El libro del rey Juan Carlos escrito por Laurence Debray. (Reuters)
El libro del rey Juan Carlos escrito por Laurence Debray. (Reuters)

Y no solo no lo eran, sino que, cuando decidió dedicar su tiempo a recordar su vida desde su autoexilio en Abu Dabi, eligió a una persona de su confianza antes de que apareciera Debray. Ese depositario inicial no era otro que Carlos Herrera. Con el periodista ha mantenido conversaciones públicas en llamadas telefónicas emitidas en su programa de la cadena COPE, en las que, además, aclaró en muchas ocasiones datos que no eran reales.

El rey emérito quería reescribir su vida, y quién mejor que Carlos Herrera para hacerlo. Viajó varias veces a Emiratos para entrevistarse con el protagonista de la biografía. Don Juan Carlos lo recibía en su casa, y así se fue gestando la historia que tuvo su principio y su final. Las galeradas estaban revisadas y el material preparado para imprenta. Pero sucedió lo que nunca debería haber pasado: el exjefe del Estado las paralizó en favor de Laurence Debray. No importaban las muchas horas que el periodista había dedicado a poner en orden las vivencias de un rey desmemoriado.

Carlos Herrera, por lealtad y fidelidad a don Juan Carlos, cumplió su palabra y no las publicó. Me he puesto en contacto con Herrera para confirmar los datos que hace una semana me facilitó el propio Jaime Peñafiel, y prefiere mantenerse, como hasta ahora, en silencio. Tan solo confirma que en la entrevista publicada en Vanitatis al veterano periodista no había errores.

placeholder Herrera, en un acto en Sevilla. (EFE)
Herrera, en un acto en Sevilla. (EFE)

Un día después de la publicación en Francia de 'Reconciliación', Peñafiel quiso reivindicar lo que considera las verdaderas memorias: “Yo las he leído y enganchan desde el principio. Son algo más de veinte capítulos. Es lo mejor que he leído nunca. Están escritas desde la razón, la verdad y la historia, y no son cortesanas. Es una falta total de respeto por parte del rey, que sabe la lealtad de Carlos y, aun así, se ha saltado como ha querido los acuerdos. Carlos no se lo merecía. Ha viajado varias veces a Abu Dabi y estas memorias le han costado mucho dinero y tiempo. He visto que el agradecimiento no forma parte del vocabulario del emérito. Le ha hecho una faena a mi querido amigo. Están paralizadas. Lo que ha hecho es portarse muy mal con él. Fue el primero que de verdad las escribió. Después se encaprichó con la periodista francesa. Pero las reales, las buenas, son las suyas y están escritas y cerradas. Las podría publicar, pero le puede la lealtad”.

De 'Reconciliación', versión francesa, ya se han difundido los aspectos más llamativos que, curiosamente, no son datos históricos, sino revelaciones más propias de los programas del corazón y las revistas de entretenimiento que de la vida de un rey fundamental para la historia de la democracia. Los asuntos familiares, sus desencuentros con su hijo y su nuera, la reina Letizia, los desórdenes de Froilán, el error llamado Corinna, los regalos millonarios y su aparente soledad forman parte de esos capítulos catalogados como de “salseo”.

Cuando 'Reconciliación' llegue a España, el próximo 3 de diciembre, el globo ya estará pinchado. Habrá que esperar a las verdaderas memorias de Herrera.

Cuando el rey decidió relatar sus vivencias personales e históricas quiso que fuera José Luis de Vilallonga quien lo hiciera. Se publicaron en 1992, con el consiguiente revuelo y la oposición de Sabino Fernández Campo. El que fuera jefe de la Casa de Su Majestad y hombre fiel nunca estuvo de acuerdo con aquellas conversaciones. Su opinión coincidía con la del conde de Barcelona, quien le transmitió por entonces que “un rey no debe escribir su propia vida; son los historiadores quienes tienen que hacerlo”.

Carlos Herrera